El ambiente entre la hinchada del Deportes Tolima y el plantel profesional llegó a un punto crítico tras el empate 1-1 frente al América de Cali, en partido correspondiente a la tercera fecha de los cuadrangulares semifinales de la Liga BetPlay I 2025. El encuentro, disputado la noche del sábado 7 de junio en el estadio Manuel Murillo Toro, terminó con una fuerte descarga de reproches desde las tribunas, reflejo de un malestar que venía creciendo desde la víspera.
El detonante fue la ausencia del equipo durante una manifestación de apoyo convocada por la barra Revolución Vinotinto Sur, que reunió a cientos de aficionados en las afueras del hotel de concentración. Pese al esfuerzo y la expectativa generada por los hinchas, ningún jugador se asomó para agradecer el gesto, lo que fue percibido como una falta de respeto y compromiso por parte del plantel.
Tras el partido, el capitán Juan Pablo Nieto asistió a la rueda de prensa para explicar lo ocurrido. Según el mediocampista risaraldense, todo se trató de un malentendido, ya que afirmó que ninguno de los jugadores fue informado sobre la presencia de la afición en las inmediaciones del hotel. “No sabíamos que estaban afuera. Por lo general cuando cenamos se escuchan los cánticos, pero esta vez no percibimos nada”, aseguró.
Nieto, junto a Álex Castro y Brayan Rovira, fue uno de los pocos que permaneció en el campo al finalizar el compromiso para enfrentar el enojo de los seguidores. Sin embargo, sus explicaciones no convencieron, y en redes sociales se multiplicaron las críticas, tanto por el supuesto desconocimiento del gesto de la hinchada como por su bajo rendimiento en el terreno de juego.
En sus declaraciones, el jugador reconoció el descontento del público y expresó que entiende la presión de ir más allá de una simple clasificación a cuadrangulares: “Entiendo la reacción de la gente. No basta con clasificar, tenemos que pelear por la final. Quisimos poner la cara porque en los buenos y malos momentos hay que hacerlo”, dijo. No obstante, sus palabras no lograron calmar el descontento colectivo.
Según explicó, luego de la cena, cada jugador subió a su habitación para continuar con sus rutinas personales, como terapias o estudio. “No fue por mala leche, no fue por perder ni por otra razón. Simplemente no sabíamos”, insistió Nieto, quien ya completa siete temporadas en el club y, para muchos aficionados, ha cumplido su ciclo en la institución.
Más allá de los argumentos ofrecidos, el daño parece estar hecho. La relación entre la hinchada y el plantel vive uno de sus momentos más tensos en los últimos años, y para muchos fanáticos la explicación no fue suficiente. En el caso específico de Nieto, el rechazo ha aumentado por hechos del pasado, como su queja pública hacia los cánticos de la tribuna Sur y un gesto obsceno que aún le recuerdan más que sus actuaciones futbolísticas.
El empate ante América dejó al Tolima con un sabor amargo, no solo por el resultado en casa, sino porque evidenció una fractura profunda entre el equipo y su hinchada. Un vínculo que, por ahora, parece roto, y cuya reconstrucción exigirá algo más que palabras: se necesitarán resultados, humildad y, sobre todo, gestos sinceros de cercanía con una afición que nunca ha dejado de alentar.




