Evidente estrategia política sin solidaridad genuina.

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El regreso de David Ortega a la vida política con la reactivación de su movimiento «Unamos Fuerzas» y sus recientes visitas a municipios como Chiquinquirá, Otanche y Pauna, parece más un intento de posicionarse de cara a futuras elecciones que un compromiso genuino con los problemas de la población. Aunque Ortega y su equipo, acompañados por Sandra Corredor y Catalina Ortega, se presentan como los encargados de entregar ayudas a sectores vulnerables, este tipo de gestos, aunque loables en apariencia, pueden ser percibidos como tácticas para ganar apoyo electoral en tiempos cercanos a las elecciones atípicas y nacionales.

La presencia de Ortega en estos municipios, anunciando su implicación en la solución de los problemas sociales mediante la entrega de ayudas, plantea la duda sobre la autenticidad de sus acciones. Si bien las ayudas a los sectores vulnerables son importantes, no se puede ignorar que estos gestos también pueden ser utilizados como estrategia para generar simpatía entre los votantes y reforzar la imagen del ex mandatario de Duitama. El hecho de que se mencionen posibles candidaturas a la Cámara o al Senado en este contexto refuerza la idea de que estas intervenciones no están desprovistas de intereses electorales.

Además, las declaraciones de Ortega sobre la necesidad de la «presencia de organizaciones» en Chiquinquirá y otros municipios pueden interpretarse como paternalistas. Al referirse a la necesidad de intervención externa, Ortega elude la responsabilidad que tienen las autoridades locales para resolver los problemas de sus comunidades. Este discurso, que plantea que solo las organizaciones externas pueden hacer frente a las dificultades sociales, minimiza el rol del gobierno local en la gestión de los recursos y la implementación de políticas públicas.

Entonces, las acciones de Ortega deben ser vistas con cautela. Aunque la entrega de ayudas puede parecer positiva, es fundamental cuestionar si estas actividades responden realmente a un interés por el bienestar de los ciudadanos o a un intento de asegurar su futuro político en las urnas.


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