En Düsseldorf, Alemania, se disputó el tercer duelo de los cuartos de final entre Inglaterra y Suiza, un equipo que venía motivado tras eliminar a la vigente campeona, Italia, en los octavos de final.
Mientras Suiza buscaba hacer historia, Inglaterra tenía como objetivo demostrar su talento y dar una razón a sus hinchas y al mundo del fútbol para creer en la calidad de su liga.
En un ambiente lleno de emoción, el juego prometía ser vibrante desde el inicio, pero se tornó en un partido cerrado y con pocas oportunidades de gol.
Durante los primeros 45 minutos, ninguno de los equipos logró generar una opción clara de gol, ya que el balón se disputaba principalmente en el medio campo y las defensas cumplían con su trabajo. Aunque el juego no estuvo marcado por faltas, algunas jugadas se diluyeron sin peligro.
Con pocas emociones y sin goles, la primera parte finalizó siendo muy táctica. En la segunda mitad, la situación no cambió mucho. Al minuto 62, las estadísticas mostraban solo un remate directo al arco por parte de Suiza, mientras que Inglaterra, liderada por Jude Bellingham, no había logrado inquietar a Yann Sommer.
Los goles llegaron en los últimos minutos del partido. Cuando parecía que el compromiso terminaría sin anotaciones, Suiza sorprendió con un gol de Embolo al minuto 75, tras un centro que burló a la defensa inglesa. Sin embargo, cinco minutos después, una jugada individual de Saka permitió a Inglaterra igualar el marcador con un disparo imparable.
Con el marcador igualado, el partido se fue a tiempo extra. Durante la prórroga, el cansancio fue evidente y ningún equipo logró anotar, llevando la definición a la tanda de penales.
En los penales, Akanji falló para Suiza, mientras que Inglaterra no falló ninguno de sus cobros, asegurando así su clasificación a las semifinales. Ahora, deberán enfrentarse al ganador del partido entre Países Bajos y Turquía.
