La ciudad de Pasto amaneció sumida en el desconcierto y la tristeza tras conocerse la noticia del fallecimiento de Gabriel Andrés Arellano Delgado, estudiante de grado 11 del reconocido Colegio Champagnat. Un joven con sueños, esperanzas y proyectos de vida que se vieron truncados en la madrugada del martes, cuando fue encontrado sin vida en su propia habitación, en circunstancias que hoy generan más dudas que certezas.
La primera en descubrir la dantesca escena fue su madre, quien al notar la ausencia prolongada de su hijo, decidió entrar a su cuarto. Lo que encontró fue tan desgarrador que la familia quedó marcada de por vida: la imagen de un joven que, según versiones preliminares, habría caído en un cuadro de depresión profunda desde hacía meses, presuntamente motivado por problemas sentimentales. El impacto fue tal, que los gritos de auxilio retumbaron en todo el vecindario antes de que las autoridades llegaran al lugar.
Conmoción
La noticia corrió como pólvora. Los pasillos del Champagnat se llenaron de llanto, abrazos inconsolables y preguntas sin respuesta. Sus compañeros de la promoción 133, entre lágrimas, recordaban al muchacho como un estudiante alegre, responsable y profundamente creyente, siempre dispuesto a participar en las actividades de la iglesia cristiana. “Era el amigo que todos queríamos tener, el que siempre te sacaba una sonrisa en los momentos más grises”, dijeron entre sollozos varios de sus compañeros.
Investigación
Las autoridades judiciales ya tomaron cartas en el asunto. Investigadores de la Sijín y peritos forenses llegaron a la vivienda para recoger pruebas que permitan esclarecer los hechos. Aunque la principal hipótesis apunta a un caso de depresión que desembocó en una decisión fatal, no se descartan otras posibilidades. La Fiscalía anunció que se adelantará una exhaustiva investigación para determinar si existió algún tipo de presión externa, acoso escolar o manipulación psicológica detrás de la tragedia.
El caso ha levantado una ola de rumores. Mientras algunos aseguran que el joven habría manifestado en varias ocasiones sentirse atrapado en un “laberinto sin salida”, otros aseguran que nunca dejó ver signos evidentes de sufrimiento. “Lo veíamos sonriente, siempre cumplía con sus tareas… ¿cómo imaginar que por dentro estaba viviendo una tormenta?”, expresó una docente del plantel educativo, visiblemente afectada.
En medio del luto, la institución emitió un comunicado en el que expresó sus más sentidas condolencias a la familia y pidió respeto por el dolor que atraviesan. La rectoría aseguró que se fortalecerán las estrategias de acompañamiento psicosocial para los estudiantes, a fin de evitar que hechos tan desgarradores vuelvan a repetirse.

