La demencia es un síndrome caracterizado por el deterioro de la función cognitiva allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal. Esto implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria.
Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demencia afecta a nivel mundial a unos 50 millones de personas, de las cuales alrededor del 60 % viven en países de ingresos bajos y medios. Anualmente, se registran cerca de 10 millones de nuevos casos.
Tres factores de riesgo modificables
Las autoridades sanitarias reconocen que la edad es el principal factor de riesgo de demencia, aunque no el único. Por lo general, llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a abordar los factores de riesgo que se han asociado con estas enfermedades. En concreto, hay que evitar el consumo de alcohol, controlar el peso, llevar una alimentación saludable, mantener una tensión arterial y unas concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa.
Ahora, un nuevo estudio señala tres factores de riesgo modificables: presión arterial alta, obesidad e inactividad física.
Los hallazgos, presentados en la conferencia Epidemiología y prevención, estilo de vida y salud cardiometabólica de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), sugieren que una gran parte de los casos de demencia podrían prevenirse, especialmente entre los adultos negros e hispanos, que tenían el porcentaje más alto de factores de riesgo combinados.
