Esther Gil Sarria, de 88 años, fue asesinada presuntamente por su hijo

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El trágico hecho ocurrió en una vivienda del barrio Atanasio Girardot, donde vivían Esther Gil Sarria, de 88 años, y su hijo Carlos Alberto Gil, de 63. Según información de vecinos, el hombre maltrataba a su madre cuando no le entregaba dinero para drogas, generando un historial de violencia familiar que se prolongó por años. La víctima, a pesar del riesgo, siempre defendió a su hijo y nunca permitió que lo llevaran a un psiquiatra o a la justicia.

Violencia

Los vecinos notaron que Esther no había sido vista y comenzaron a sospechar. Una de las vecinas alertó al esposo sobre la situación, mencionando que percibía un olor desagradable proveniente de la casa. Preocupados por la seguridad de la mujer, las autoridades fueron notificadas, lo que desencadenó el hallazgo de la escena macabra.

Crimen

Al ingresar la policía a la vivienda, Carlos Alberto, al percatarse de la presencia de las autoridades, se degollófatalmente. Dentro de la casa, los agentes encontraron el cuerpo de Esther envuelto en sábanas y bolsas negras; llevaba aproximadamente una semana muerta. El caso conmocionó a los vecinos, quienes relataron los constantes episodios de maltrato a los que la mujer fue sometida.

Los vecinos recordaron que anteriormente habían sugerido que Carlos Alberto fuera llevado a la cárcel por agredir a su madre, pero Esther siempre se negó. La mujer protegía a su hijo pese a los abusos, argumentando que, si lo encerraban, él podría ser asesinado, dejando ver un vínculo familiar complejo y marcado por la dependencia y la violencia.

Especialistas consultados por las autoridades señalaron que situaciones de violencia intrafamiliar combinadas con consumo de drogas y falta de apoyo psicológico pueden escalar a hechos extremos como el ocurrido. La comunidad lamenta la tragedia y pide medidas de prevención más efectivas para evitar que casos similares se repitan en otros hogares.

Este caso pone en evidencia la importancia de las denuncias vecinales y del seguimiento a situaciones de maltrato, especialmente cuando hay personas vulnerables como adultos mayores. La familia, aún consternada, señala que Esther siempre fue una madre dedicada, entregada a su hijo, y que su vida estuvo marcada por la protección incondicional hacia él, incluso ante su propia seguridad.


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