El Departamento de Estado de EE. UU. anunció que revocaba la visa del presidente colombiano Gustavo Petro, acusándolo de realizar “acciones imprudentes e incendiarias”. Esa decisión se da luego de que Petro participara en una manifestación pro-Palestina en Nueva York, frente a la sede de Naciones Unidas, durante su visita por la Asamblea General.
En ese evento, Petro llamó públicamente a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes del expresidente Trump y les pidió que “no apunten sus armas contra la humanidad”. El gobierno de EE. UU. justificó su acción alegando que esas declaraciones incitaban a la violencia.
Petro calificó la revocación del visado como una violación al derecho internacional y a las normas de inmunidad que protegen a los jefes de Estado ante la ONU. Argumentó que, aunque ya no tiene visa de EE. UU., tiene ciudadanía europea (italiana) que le permitiría acudir al país bajo condiciones distintas.
La Cancillería de Colombia declaró que usar las visas como herramienta diplomática contradice el espíritu de Naciones Unidas, y sugirió la posibilidad de trasladar la sede del organismo a un país “neutral”.
Otro gesto simbólico: varios ministros del gabinete de Petro renunciaron a sus propias visas estadounidenses en solidaridad.




