El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) está evaluando cambiar la regla que regula el tamaño y la forma en que los pasajeros transportan líquidos en su equipaje de mano. Esta normativa, conocida como 3-1-1, fue implementada en septiembre de 2006 como respuesta a un intento de atentado con explosivos líquidos en vuelos transatlánticos.
La regla permite únicamente líquidos, geles o aerosoles en envases individuales de hasta 100 mililitros (3.4 onzas), los cuales deben estar contenidos en una bolsa plástica transparente con cierre hermético y capacidad de un cuarto de galón. Cantidades mayores solo están permitidas en el equipaje facturado.
Durante la Cumbre Hill Nation celebrada en Washington, la secretaria del DHS, Kristi Noem, insinuó que se está revisando esta política y que podría haber anuncios importantes en los próximos meses. “Estoy empezando a cuestionar la regla de los líquidos. Así que tal vez el próximo gran anuncio sea sobre ese tema”, afirmó.
Una visión de aeropuertos más ágiles y tecnológicos
La intención de estas modificaciones es simplificar y hacer más eficiente el paso por los aeropuertos sin comprometer la seguridad, explicó Noem. Su propuesta apunta a un escenario en el que el pasajero pueda ingresar al aeropuerto con su equipaje de mano, atravesar un escáner avanzado y dirigirse directamente a la puerta de embarque, sin mayores interrupciones.
Este posible cambio se suma a la reciente eliminación de otra medida de seguridad: la obligatoriedad de quitarse los zapatos en los controles de seguridad. Ambas decisiones buscan aliviar la experiencia del viajero, sin reducir el nivel de protección.
Tecnologías en desarrollo y programas piloto
Según confirmó la funcionaria, el DHS ya está en conversaciones con empresas tecnológicas para desarrollar herramientas que permitan implementar estos cambios. También se contempla el inicio de programas piloto en aeropuertos seleccionados, como parte de un plan gradual antes de aplicar la reforma a nivel nacional.
Un portavoz del DHS subrayó que cualquier modificación será anunciada oficialmente y con antelación. “La secretaria Noem y la TSA trabajan constantemente para mejorar tanto la seguridad como la eficiencia del proceso de viaje”, puntualizó en un comunicado.
El futuro de la seguridad aérea está en transición
Estas reformas marcan un giro en las medidas de seguridad instauradas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), creada en ese entonces, ha mantenido políticas estrictas durante casi veinte años. Sin embargo, la evolución tecnológica abre la puerta a una nueva era en los controles aeroportuarios, donde la experiencia del pasajero sea más ágil y cómoda sin poner en riesgo la seguridad nacional.




