Al ritmo del grupo base, José Camargo de 20 años, le canta a su querida Tauramena, en Casanare, y a esa herencia familiar de folcloristas a la que hace referencia en este verso improvisado. A pesar de su juventud, y de ser parte de una nueva generación de artistas, se dedica al arte de la copla desde sus 12 años, gracias a su formación en institutos de cultura.
Junto a José, unos 12 copleros se reunieron hace dos semanas en el Banco de la República, durante el Encuentro Internacional de copleros con presencia de exponentes del Meta, Casanare, Vichada, Arauca y Venezuela, en donde a través de dos días de formación, folcloristas de diferentes lugares profundizaron en técnicas para fortalecer sus coplas.
Eduardo Luzón, con 40 años de trayectoria, explicó que existe un relevo generacional prometedor: “ahorita sale mucho coplero nuevo que está dando de qué hablar, hay niños también que están recibiendo mucha educación en diferentes departamentos, se está dando un paso bastante significativo pero que se puede profundizar mucho más, yo pienso que se debería ahondar un poco más en las escuelas y colegios para que los niños vayan adquiriendo ese interés en formarse”, mencionó el artista.
Mientras los expertos coinciden en decir que nace una esperanza alrededor de trascender la cultura del Llano con jóvenes que le apuestan por aprender formación.




