África enfrenta una creciente crisis de escasez de agua debido al cambio climático y la mala gestión de los recursos hídricos. En regiones como el Cuerno de África, millones de personas sufren de sequías prolongadas que están afectando la producción agrícola y provocando hambrunas. Las sequías recurrentes han reducido los niveles de los ríos y lagos, lo que ha empeorado aún más el acceso al agua potable.
A pesar de los esfuerzos por mejorar las infraestructuras hídricas y la cooperación regional, las soluciones a largo plazo siguen siendo limitadas. Organizaciones internacionales han instado a los gobiernos africanos a adoptar medidas más agresivas para combatir el cambio climático, incluidas inversiones en tecnologías de reforestación y desalinización del agua. Sin embargo, el acceso a estos recursos sigue siendo una lucha para muchas comunidades rurales.
El impacto de la escasez de agua no solo es ambiental, sino también socioeconómico, ya que muchas comunidades dependen del agua para sus medios de subsistencia. La situación está afectando especialmente a las mujeres y los niños, que son los más vulnerables a las consecuencias de la falta de agua potable. La crisis hídrica en África sigue siendo una de las mayores amenazas para la estabilidad y el desarrollo del continente.




