La alianza que durante ocho años y medio llenó de orgullo a la región y fue sinónimo de los más grandes éxitos recientes del Deportes Tolima está llegando a su fin, y lo hace en medio de un escándalo que ha puesto en tela de juicio la gestión del club. César Camargo Serrano, presidente de la institución, ha sido el protagonista de una serie de declaraciones que han desatado una fuerte controversia, al culpar directamente al CEO de la firma Sheffy, Miguel Fernando Castillo, por la crisis que atraviesa la relación comercial.
Camargo, quien había mantenido un perfil bajo en medio de los crecientes señalamientos en redes sociales y medios de comunicación, rompió su silencio veinticinco días después de que comenzara la polémica. En una entrevista con La Voz del Pueblo, no dudó en manifestar su descontento con la situación actual, responsabilizando a Sheffy por el desenlace de la colaboración que finalizará el 31 de diciembre de 2024.
En medio de su defensa, Camargo destacó los logros alcanzados en el área de mercadeo. Afirmó que, gracias a una estrategia efectiva, las ventas de camisetas pasaron de 2,000 a más de 16,000 en 2023, y en los primeros diez meses de 2024, se alcanzó la misma cifra. «Somos líderes de mercadeo en el FPC, lo dicen las cifras y los patrocinadores», agregó, intentando justificar el éxito del club en el ámbito comercial.
Sin embargo, la situación se complicó aún más cuando Camargo mencionó las críticas recibidas por la falta de disponibilidad de camisetas. «La demanda se ha desbordado y no hemos podido cumplirla», reconoció, comprometiéndose públicamente a mejorar la situación. Sus declaraciones han causado un revuelo considerable entre los aficionados y la comunidad deportiva, que espera aclaraciones sobre el futuro del club tras el rompimiento de la alianza.
Con el cierre de esta relación comercial, que había sido un pilar en el crecimiento del Deportes Tolima, los seguidores del equipo se preguntan cómo impactará esta crisis en el rendimiento deportivo y en la estabilidad financiera del club. En un ambiente de incertidumbre, la necesidad de transparencia y gestión efectiva se vuelve más urgente que nunca.



