Carmenza Torres Calderón, presidenta de la Junta de Acción Comunal del corregimiento del Ariari además de ser lideresa comunitaria, defensora de derechos humanos, recibió una carta con dos moscas muertas y una cinta morada, con la que pretendieron intimidarla.
La carta que recibió la lideresa se encontraba dentro de un sobre que fue entregado justo en la vivienda de la mujer el pasado 27 de marzo con el siguiente mensaje:
“Para hacer un voto político no se necesita hablar de nadie. Tienes una boca ponzoñosa. Inyectas veneno. Por todos lados: lo que hace con las manos, lo borra con las patas. Ojo”, fueron las palabras textuales que estaban escritas en letra mayúscula sobre un papel blanco arrugado que habría recibido la lideresa.
Denuncia
Luego de recibir el mensaje, Carmenza se acercó al puesto de Policía municipal, donde al parecer no le habrían querido recibir la denuncia sobre este hecho que pone en riesgo su integridad y vida, puesto que podría presuntamente tratarse de una mala broma.
Recorrido
La reconocida lideresa, quien además es víctima de la violencia sociopolítica, ha denunciado y visibilizado situaciones de El Castillo, para defender las comunidades, la paz, el bien común y la naturaleza en esa región.
Así mismo, en las pasadas campañas electorales, Carmenza, en su ejercicio ciudadano, convocó, participó y lideró una de las campañas de los partidos políticos del país.
Alerta
La Corporación Claretiana Norman Pérez Bello, organización acompañante en calidad de defensora de DDHH y de los pueblos, lanzó una alerta temprana sobre esta situación para que se le respete la vida y seguridad de Carmenza, teniendo en cuenta los antecedentes del departamento, donde el exterminio de la UP fue una política de estado que hasta el día de hoy sigue impune, puesto que entre 1993 y 1994, grupos paramilitares denominados «Comandos Populares», asesinaron a decenas de líderes sociales y sindicalistas pertenecientes a la UP y al PCC en la región del Urabá. Dichos comandos estaban conformados por varios miembros del partido Esperanza, Paz y Libertad, quienes emprendieron una venganza contra la UP, donde la única líder política que logró sobrevivir fue el exconcejal de Bogotá Aída Avella, a quien intentaron matar en un atentado el 7 de mayo de 1996 tuvo que ser exiliada.
