Las fuerzas tailandesas lanzaron bombardeos con aviones F‑16 sobre posiciones camboyanas dentro de un prolongado conflicto fronterizo, lo que causó la muerte de al menos 11 civiles. Ambos países se intercambiaron acusaciones de haber iniciado los ataques, mientras continúan las tensiones regionales por el control de zonas limítrofes.
La comunidad internacional ha expresado preocupación ante esta escalada, que amenaza la estabilidad en Asia sudoriental. Se han pedido esfuerzos diplomáticos inmediatos para evitar que el conflicto crezca, especialmente ante la posibilidad de nuevos enfrentamientos que involucren artillería pesada o más incursiones aéreas.
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