Un nuevo capítulo de tensión diplomática se abrió entre Colombia y Estados Unidos, luego de que el ministro del Interior, Armando Benedetti, arremetiera públicamente contra el Congreso estadounidense por una propuesta legislativa que busca reducir en un 50 % la ayuda no militar destinada al país suramericano.
La iniciativa, impulsada por el congresista republicano Mario Díaz-Balart, contempla recortar la asistencia de aproximadamente 400 millones a 209 millones de dólares, lo que ha generado un fuerte rechazo desde Bogotá.
“Es el burro hablando de orejas, porque si hay un país donde más se consume cocaína y donde se inventó el consumo de cocaína, por así decirlo, es en Estados Unidos”, declaró Benedetti en declaraciones a medios nacionales, elevando el tono del malestar del gobierno colombiano frente a lo que considera un doble discurso por parte del país norteamericano.
El ministro no se detuvo ahí y añadió que “Estados Unidos es donde la coca y la droga pululan y reinan. Nos pueden acusar de productores, pero de consumidores ellos son reyes”.
Malestar en medio de una crisis interna
Las declaraciones se producen en un momento crítico para Colombia, que enfrenta una nueva oleada de violencia en varias regiones, justo cuando programas de desarrollo, sustitución de cultivos y fortalecimiento institucional dependen en parte de los fondos de cooperación internacional.
Desde la Casa Blanca no se ha emitido una respuesta oficial frente a las palabras del ministro, pero el silencio ha generado incertidumbre sobre el futuro de la colaboración bilateral en temas clave como la lucha contra el narcotráfico, el desarrollo rural y la paz territorial.
Cooperación en entredicho
Colombia ha sido históricamente uno de los principales receptores de asistencia estadounidense en América Latina, especialmente en el marco del Plan Colombia y su evolución posterior. Sin embargo, la propuesta de recorte podría marcar un cambio de enfoque en la política exterior de EE.UU., en un contexto de revisión de prioridades globales.
Analistas advierten que la tensión podría escalar si no se aclara rápidamente la posición oficial de ambos gobiernos. Las declaraciones de Benedetti, directas y provocadoras, podrían ser el inicio de un cambio en el tono del diálogo diplomático entre Bogotá y Washington.




