Errores en la ingeniería local se repiten mientras la sociedad civil guarda silencio

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Vías que se hunden tras las primeras lluvias, parques recién inaugurados que ya muestran deterioro, puentes inestables y sistemas de alcantarillado que colapsan con frecuencia. Estos son solo algunos de los casos que evidencian los continuos desaciertos de la ingeniería local en distintos municipios del Cauca.

Aunque los errores técnicos y fallas constructivas son visibles y muchas veces denunciadas en redes sociales, el seguimiento ciudadano a estos procesos sigue siendo mínimo. La mayoría de proyectos carecen de una veeduría activa que exija transparencia en la contratación, supervisión rigurosa y calidad en la ejecución.

En municipios como Timbío, Rosas o El Bordo, habitantes han señalado la mala calidad de las obras públicas, muchas de las cuales presentan retrasos sin justificación o deben ser reparadas poco tiempo después de su entrega. Sin embargo, pocas veces se conoce de sanciones a contratistas o medidas correctivas reales por parte de las autoridades.

“Hay una cultura de la resignación frente a lo mal hecho. La ciudadanía se queja, pero no exige formalmente ni se organiza para hacer control social”, afirma Laura Castaño, arquitecta y activista de urbanismo ciudadano en el suroccidente del país.

Además de la falta de veeduría, expertos señalan deficiencias en la planeación, ausencia de estudios de suelo adecuados y contratación apresurada como las principales causas de los problemas estructurales. A ello se suma la politización de la infraestructura, donde muchas obras se anuncian más como promesas de campaña que como verdaderas soluciones a necesidades territoriales.

Organizaciones como la Sociedad de Ingenieros del Cauca han advertido que sin una reforma estructural en los procesos de contratación pública y sin el involucramiento activo de la ciudadanía, los errores seguirán repitiéndose y el costo lo seguirán pagando las comunidades.


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