¡Eran como doce contra dos! Uno murió de dos disparos: La comunidad del municipio de Soledad, Atlántico, amaneció consternada por la violenta riña ocurrida el pasado 1° de mayo en el barrio Primero de Mayo, que cobró la vida del joven Heiner David Vega Gelvis, de 19 años, y dejó herido a su hermano Hernando De Jesús. Los hechos sucedieron durante una celebración por el Día del Trabajador en una cancha del sector, donde ambos hermanos se encontraban compartiendo con otras personas. Lo que empezó como un festejo, terminó en una tragedia marcada por el dolor y la impunidad.
Según narró una tía de las víctimas, todo se desencadenó tras el reencuentro de Hernando con un joven con quien había discutido días atrás. A pesar de que Hernando intentó mantenerse al margen, fue Heiner quien decidió reclamarle al sujeto, generando una fuerte discusión que pronto escaló. En cuestión de minutos, otros adolescentes se sumaron a la pelea, convirtiendo el altercado en un enfrentamiento desigual: eran doce contra dos.
¡Eran como doce contra dos! Uno murió de dos disparos
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De forma repentina, el agresor sacó un arma de fuego y comenzó a disparar. En medio del caos, Heiner intentó huir para resguardarse en casas cercanas, pero vecinos se negaron a brindarle refugio. El atacante lo alcanzó y le disparó en la cabeza. Mientras tanto, Hernando intentó proteger a su hermano lanzándose sobre él, recibiendo golpes por parte del grupo. Ambos fueron trasladados al Camino Simón Bolívar, donde se confirmó la muerte de Heiner.
Este hecho ha dejado una profunda herida en la familia Vega Gelvis, quienes ahora claman por justicia. Residiendo en el barrio El Ferry y siendo de nacionalidad venezolana, los hermanos habían intentado construir un futuro lejos de la violencia. Sus familiares exigen a las autoridades una investigación exhaustiva que lleve a la captura del responsable, cuya identidad aún permanece en reserva. La comunidad, por su parte, pide mayor presencia policial para evitar que estas tragedias sigan repitiéndose.
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Este caso se suma a una preocupante cadena de violencia juvenil en el Atlántico y otras regiones del país, donde las armas de fuego y la falta de intervención oportuna han cobrado la vida de decenas de jóvenes. Las autoridades locales enfrentan el reto de garantizar seguridad en escenarios públicos como canchas o parques, y al mismo tiempo, promover la resolución pacífica de conflictos entre adolescentes, que muchas veces terminan en tragedias irreparables.
