La ciudad de Cúcuta quedó conmocionada tras el brutal asesinato de un hombre cuyo cuerpo fue desmembrado y abandonado en una cava de icopor dentro del Canal Bogotá. El hallazgo, ocurrido en el límite entre los barrios Cundinamarca y San Miguel, despertó el horror de los ciudadanos, quienes desde entonces se han preguntado quiénes son los responsables y qué motivó semejante acto de violencia.
Después de una intensa investigación que se extendió por siete días, las autoridades parecen haber identificado a los implicados. Ahora, solo esperan los resultados de ADN para confirmar la identidad de la víctima, que, según fuentes cercanas, sería Sixto Ferney Rojas Montalvo, un hombre oriundo de Bogotá que había llegado recientemente a Cúcuta en busca de rehabilitación.

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Sixto no viajó solo. Dos hombres conocidos como Samario y Tumis, junto a un pastor cristiano, lo acompañaron con la intención de formar una fundación para ayudar a consumidores de drogas. Sin embargo, lo que comenzó como un esfuerzo de recuperación pronto se convirtió en un ambiente de excesos. Fiestas, alcohol y drogas tomaron el control de sus vidas, y la supuesta guía espiritual del pastor se desvaneció en medio del caos.
El trágico desenlace habría ocurrido tras la desaparición de un millón de pesos que pertenecía al pastor. Sin pruebas claras, Samario y Tumis culparon a Sixto, quien, en estado de embriaguez, no pudo defenderse. La situación escaló rápidamente y, según la investigación, el pastor y los dos hombres lo golpearon brutalmente hasta quitarle la vida.

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Para ocultar el crimen, decidieron deshacerse del cuerpo. Siguiendo las órdenes del pastor, Tumis compró un arma cortopunzante, y Samario intentó quemar los restos. Sin embargo, la improvisada cremación salió mal, y Samario terminó con graves quemaduras en su rostro, pecho y brazos, lo que lo llevó a un hospital, donde ahora permanece bajo custodia.
Mientras tanto, los asesinos pagaron a un habitante de calle, conocido como Nene, para trasladar la cava con los restos. Sin embargo, por razones aún desconocidas, este hombre dejó la cava en otro sector de la ciudad, lo que permitió que las autoridades encontraran rápidamente las evidencias del crimen.

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La Policía y la Fiscalía ya inspeccionaron la vivienda donde ocurrió el asesinato y, con luz ultravioleta, detectaron rastros de sangre en paredes y suelo, confirmando la violencia del ataque. Aunque los implicados están identificados, solo Samario ha sido localizado. Las autoridades ahora esperan órdenes de captura para el pastor y Tumis, quienes, hasta el momento, siguen libres en las calles de Cúcuta.




