Envigado vivió una tarde amarga en su estadio tras caer 1-2 ante Atlético Bucaramanga, resultado que confirmó matemáticamente su descenso a la segunda división del Fútbol Colombiano Profesional. El equipo naranja, que luchó hasta las últimas jornadas por mantener la categoría, no logró revertir una temporada marcada por la irregularidad y la falta de contundencia en momentos clave.
El partido comenzó cuesta arriba para el conjunto antioqueño. Apenas al minuto 3, Fabián Sambueza adelantó al Bucaramanga con un remate preciso que silenció las tribunas. Pocos minutos después, Luciano Pons amplió la ventaja desde el punto penal al 16’, poniendo el marcador 0-2 y hundiendo las esperanzas del local. Aunque Bayron Garcés descontó también desde el punto penal en el segundo tiempo, el esfuerzo fue insuficiente para cambiar el destino del encuentro.
Las estadísticas reflejan una lucha pareja, pero con la eficacia del visitante como factor decisivo. Envigado realizó 11 remates, tres de ellos al arco, mientras que Bucaramanga generó 13 disparos, con cuatro dirigidos con peligro. La posesión fue equilibrada, con un 48% para los naranjas y un 52% para los leopardos, pero la precisión en el pase marcó la diferencia: los santandereanos alcanzaron un 75% de efectividad, frente al 69% del local.
En el aspecto disciplinario, el juego fue trabado y lleno de infracciones. Envigado cometió 20 faltas y recibió seis tarjetas amarillas, mientras Bucaramanga fue amonestado en tres ocasiones con 17 infracciones. A pesar del ímpetu de los dirigidos desde la cancha, la falta de claridad ofensiva y la desesperación por el resultado terminaron pasando factura.
Con esta derrota, Envigado quedó sin opciones de salvar la categoría. Sus números en el Clausura fueron insuficientes: pocas victorias, una defensa frágil y un ataque intermitente que no logró responder a las exigencias del torneo. La acumulación de malos resultados en la tabla del descenso terminó por condenarlo, cerrando un ciclo de varios años en la máxima categoría del fútbol colombiano.
El descenso del equipo antioqueño marca el fin de una era. Durante más de dos décadas, Envigado fue reconocido por su cantera, semillero de figuras para el balompié nacional e internacional. Sin embargo, el rendimiento deportivo no acompañó la tradición formativa, y la falta de resultados constantes selló su caída.
Ahora, el reto para la institución será reestructurarse de cara al Torneo de la Primera B. La meta inmediata será recuperar confianza, fortalecer su proyecto deportivo y buscar el retorno lo más pronto posible. Envigado deja la Primera A con la sensación de haber luchado hasta el final, pero también con la obligación de reinventarse para volver más fuerte al escenario donde históricamente ha sido protagonista.



