Me imagino alguna vez habrás escuchado decir a alguien: “es que nunca nos enseñaron a ser padres”, y es por eso por lo que cometemos tantos errores. Sinceramente, difiero mucho de esa idea: todos y cada uno de nosotros tomamos miles de lecciones de cómo ser padres. Tuvimos muchas muy buenas clases y otras más no tan buenas, e inclusive algunas muy malas.
Todos aprendimos a ser padres o madres con las lecciones que nos dieron nuestros padres, inclusive cuando estos estaban ausentes o nos abandonaron. En todos los días de nuestra infancia, aprendimos de ellos.
Por eso ahora que lo podemos entender o saber, debemos ser más cuidadosos con las lecciones que ya estamos dando y si han sido “malas lecciones”, comenzar a mejorar nuestra práctica como papá o mamá consciente.
Somos su ejemplo
Recuerda esto: los hijos aprenden por medio de lo que observan con sus ojos, de lo que escuchan con sus oídos pero sobre todo, de lo que sienten en su piel y su corazón.
Lo que entra por estos canales durante la infancia queda indeleble en su vida.
1 Si alguien te molesta, no le hagas caso
Cuando el hermano menor molesta al mayor, la mamá le dice “Déjalo, está pequeño. Aguántate, ni te pega tan duro“. Enseñanza equivocada.
A veces predicamos este concepto con tanta frecuencia y a la ligera, que dejamos en la mente de nuestros hijos la idea de no defenderse, alzar la voz cuando se requiere hacerlo, permitir abusos y jamás luchar por lo que les corresponde, incluidos el buen trato y respeto.
2 Todo está bien, no te preocupes
Cuando algo malo o triste pasa, en automático solemos decirle a nuestros hijos: “No te preocupes, todo está bien, no pasa nada”, y el niño lo cree real y totalmente, así sin filtros.
¿Dónde está la falla? Sencillo, en que no siempre es verdad ni real lo que le estamos diciendo al menor. Te comparto el ejemplo: la familia tuvo un accidente, todos están bien excepto el papá que está en el hospital grave. La mamá le dice a los hijos la famosa frase “todo va estar bien”, y entonces el papá fallece. ¿Qué pasó ahí?
3 Siempre obedece a tus mayores
Hoy en día esta afirmación es muy cuestionable. Muchos casos de abuso se pudieron haber evitado de haber enseñado que un niño puede expresar su opinión, diferir y cuestionar. Nótese que no hablamos de rebeldía o desobediencia, sino de ayudar y enseñar a nuestros hijos a desarrollar un sentido crítico y tener la fuerza para decir NO y negarse cuando algo no es correcto, le afecta o va contrario a las enseñanzas de sus padres.
4 ¡Cómete todo! No dejes nada en el plato
¿Y si mejor le servimos un poco menos? ¿Y que pida un poco más si lo desea? Ahora entendemos que obligar o presionar procesos alimentarios en la niñez puede ser el origen de desordenes alimenticios en la adolescencia y vida adulta de nuestros hijos.
5 Cuídate mucho, ¡no te vayas a caer!
E inmediatamente el pequeño ¡se cae! Nada de este tipo de expresiones, por favor, siempre será mejor decirles “¡Ánimo! ¡adelante!” Y si se cae: “¡arriba campeón!” “Vamos a volver a intentarlo ¡vas muy bien!”.
6 Tú solito puedes
Y si necesitas ayuda ¡aquí estoy! Dime donde te apoyo. Claro que es muy bueno que los niños busquen hacer las cosas por sí mismo y nosotros fomentarlo, pero es igual de importante saber pedir ayuda cuando lo necesitemos. Solicitar ayuda no es señal de debilidad sino de inteligencia y autoconocimiento.
7 Si te pega es que le gustas, pero no sabe cómo decírtelo
Por muy “cierto” que esto pudiera ser ¡jamás debes decirle eso a un niño! Primero, porque le enseñamos a entender la violencia como una manera aceptable de relacionarse y la peor: como una expresión de amor ¡eso es terrible!
La violencia y cualquier agresión en la infancia debe ser detenida y corregida mediante un moldeamiento de la conducta correcta y/o aceptable en el grupo social. Los menores deben aprender a distinguir una caricia de un golpe y a ser tratados con tal respeto y cuidado, que cuando alguien no les trate de esa manera no permanezcan cerca de esa persona.
8 No quiero que hagas eso porque me va a doler mucho que te lastimes
¿Así o más egoísta? Revisa tu lenguaje, tu pensamiento y tus acciones, tal vez estas cortándole las alas a un ave que está lista para volar.
9 Haz lo que te digo, no lo que hago
Incongruencia total. Siempre será mejor no decir nada y dejar que nuestras acciones den esas buenas lecciones de paternidad.
10 No llores ¡aguántate!
Nadie me ha podido explicar por qué es malo que los niños lloren o los hombres o cualquiera.
Llorar es parte de nuestra naturaleza, es un mecanismo necesario para nuestra salud y desarrollo integral. Muchos padres regañan a sus hijos cuando lloran porque a ellos les molesta el ruido, les avergüenza la conducta y porque muy en el fondo, tienen miedo de estar cometiendo algún error de crianza y no saber cómo afrontarlo.
