En el sitio arqueológico de Topraktepe, en la antigua ciudad bizantina de Irenópolis (Turquía), arqueólogos han desenterrado cinco panes litúrgicos carbonizados que datan de los siglos VII–VIII. Uno de esos panes conserva una imagen de Jesucristo como sembrador, grabada antes del horneado, junto con una inscripción en griego que dice: “Con nuestro agradecimiento al Bendito Jesús”.
A diferencia de representaciones comunes de Cristo como “Pantocrátor” (soberano y juez), esta iconografía lo muestra en una postura humilde vinculada a la agricultura, reflejando una conexión simbólica entre la fe, el trabajo de la tierra y la fertilidad.
Los otros cuatro panes hallados también contienen motivos de la Cruz de Malta, sugiriendo que se trataban de elementos de la liturgia cristiana primitiva.
El hecho de que estos panes se conservaran tan bien se debe a su carbonización natural, lo que los preservó a lo largo de más de mil años. Las condiciones del enterramiento, con falta de oxígeno, ayudaron a impedir su descomposición.
Especialistas creen que estos panes formaban parte de ofrendas o ritos religiosos en el periodo bizantino medio, y ofrecen una ventana excepcional hacia las prácticas de fe y simbolismo en comunidades cristianas antiguas en Anatolia.
