Un joven estuvo a punto de morir luego de intentar colarse en una estación de TransMilenio en Bogotá. El incidente ocurrió cuando el muchacho, en su intento por evadir el pago del pasaje, se lanzó a la vía para esquivar los torniquetes y terminó cayendo justo frente a un bus articulado en movimiento. Por fortuna, el conductor logró frenar a tiempo, evitando una tragedia.
Este tipo de comportamientos imprudentes no solo ponen en riesgo la vida de quienes los cometen, sino que también afectan a los demás usuarios del sistema de transporte masivo. En lugar de ahorrar unos cuantos pesos, el joven estuvo a centímetros de un desenlace fatal. Además, situaciones como esta generan traumatismos en la operación, retrasos y una sensación de inseguridad en los pasajeros.

En video quedo registrado como un joven casi pierde la vida por colarse en TransMilenio
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Es evidente que se requiere con urgencia fortalecer la cultura ciudadana. Las autoridades, junto a TransMilenio y organismos educativos, deben implementar campañas constantes que refuercen el respeto por las normas, el autocuidado y la conciencia sobre los riesgos de colarse. Este no es un caso aislado: a diario se reportan cientos de intentos de evasión, muchos de ellos con consecuencias lamentables.
Por otro lado, también es crucial revisar el acceso al transporte público desde una perspectiva social. Si bien colarse no se justifica, la tarifa sigue siendo una barrera para miles de ciudadanos, especialmente jóvenes en condiciones vulnerables. Promover subsidios, ampliar los beneficios del Sisbén o fortalecer programas como «Jóvenes a la U» podría aliviar esta carga económica y reducir los intentos de evasión.

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Finalmente, este incidente es un llamado a reflexionar como sociedad: ¿vale la pena arriesgar la vida por no pagar un pasaje? El transporte público debe ser digno, accesible y seguro para todos, pero también es responsabilidad de cada ciudadano respetar las reglas y proteger su vida. La vida no puede costar $2.950.


