En una operación coordinada entre la Policía Metropolitana de Tunja y la Fiscalía General de la Nación, las autoridades desarticularon una red de tráfico de estupefacientes que operaba en el sector sur occidental de la ciudad. Gracias a labores investigativas y de inteligencia, así como a información proporcionada por la comunidad, se descubrió que el crimen organizado tenía como principal objetivo las inmediaciones de instituciones educativas, donde presuntamente distribuían dosis gratis de sustancias psicoactivas a menores de edad para inducirlos al consumo y luego venderles los alucinógenos a través de métodos de entrega a domicilio y acuerdos pactados por redes sociales.
El comercio de drogas se había infiltrado especialmente en zonas cercanas a colegios y escuelas, donde se ofrecían las primeras dosis sin costo alguno, lo que permitió que los jóvenes se engancharan rápidamente a las sustancias. Tras identificar la fecha y la hora exacta en que los alucinógenos iban a ser entregados en un punto de almacenamiento, las autoridades ejecutaron una operación que culminó en el allanamiento de una vivienda en el barrio Ricaurte propiedad de Roger Murillo, donde se encontraba uno de los principales responsables de la red: alias “El Patas”.
El operativo permitió la captura de este sujeto, quien se encontraba en posesión de una considerable cantidad de estupefacientes, los cuales fueron incautados durante la diligencia. En total, se decomisaron 250 gramos de bazuco, 201 gramos de base de coca, 158 gramos de cocaína y 658 gramos de marihuana. Además, fueron halladas dos grameras digitales, utilizadas para la dosificación precisa de las drogas.
Lo que más sorprendió a los investigadores durante el allanamiento fue el hallazgo de un “altar satánico” en el interior de la vivienda. Según las primeras hipótesis, este altar era utilizado por alias “El Patas” como parte de rituales de esoterismo. Se presume que estos rituales tenían como objetivo proteger sus actividades ilegales de los operativos de las autoridades y evitar que otros traficantes pudieran ingresar a su zona de influencia. Además, se cree que el altar era utilizado para “amarrar” a los compradores de drogas, con el fin de mantenerlos atados a su negocio ilícito e inducirlos aún más al consumo de estupefacientes.
La presencia de elementos relacionados con el esoterismo en un contexto de tráfico de drogas es un fenómeno alarmante que está siendo investigado en profundidad, dado que demuestra la gravedad con la que este individuo operaba su red. La Policía Metropolitana de Tunja expresó su compromiso de seguir con las investigaciones para desmantelar otras posibles redes de distribución y garantizar la seguridad de los ciudadanos, especialmente de los menores de edad que están siendo cada vez más vulnerables a la manipulación de los traficantes.




