En su último partido en casa, la leyenda de los Foxes anotó su gol 200 ante Ipswich

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despedida soñada con Leicester

A veces, el fútbol escribe guiones de película. Este sábado 18 de mayo, el King Power Stadium fue escenario de una jornada cargada de emoción, historia y gratitud. JAMIE VARDY, a sus 38 años, jugó su último partido en casa con el Leicester City, y lo hizo como mejor sabe: marcando goles. Su tanto número 200 con los Foxes llegó ante Ipswich Town en la jornada 37 de la Premier League, y fue el cierre perfecto para una historia que ya es leyenda.

En medio de banderas, mosaicos, y un cartel que decía “Goodbye, GOAT”, el delantero inglés vivió su ‘Last Dance’ con el club al que llegó hace 13 años. En ese tiempo pasó de ser una apuesta del fútbol de ascenso a convertirse en ícono, héroe del milagro de 2016 y máximo referente moderno del Leicester.

Un gol con firma de killer

Corría el minuto 28 cuando apareció el momento mágico. Recibió un pase filtrado, se perfiló en el área, y con la frialdad de siempre, la cruzó con derecha al fondo de la red. Gol 200. Partido 500. Noche histórica. La explosión del estadio fue inmediata. Lo persiguieron sus compañeros, pero él ya sabía hacia dónde correr: al banderín del córner, que levantó con el escudo del Leicester como si fuera un trofeo. Postal eterna.

El gol tuvo todo lo que representa a Vardy: intuición, agresividad, definición letal. Y llegó en su estadio, con su gente y en “su” arco, ese que ha sido testigo de incontables celebraciones a lo largo de más de una década.

Más allá del resultado, el día era de Vardy. El hombre que levantó la Premier League más increíble de la historia en 2016, el mismo que se burló de los gigantes, el que jugó con alma de hincha y corazón de obrero. El delantero que llegó desde lo más profundo del fútbol inglés y terminó dejando una marca imborrable en la élite.


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