En septiembre, el actual pico de inflación podría provocar una recesión

La buena noticia aquí es que los ciclos de inflación-recesión suelen ser relativamente cortos y, en consecuencia, las perspectivas a largo plazo para el capital privado siguen teniendo un futuro prometedor.
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El panorama actual sugiere que nos estamos acercando al final del ciclo económico debido a las tasas de inflación y que ya a mediados de 2022 estamos viendo una desaceleración en los mercados privados, de acuerdo con el informe de mitad de año de Bain & Company.

Es que hay muchos factores en juego que podrían cambiar el curso de un proceso que parece que ya comenzó (por ejemplo, la guerra en Ucrania y la política del año electoral).

Según la firma, durante el primer semestre de 2022 el capital privado generó 512.000 millones de dólares en valor de acuerdos a nivel mundial y el tamaño medio de las operaciones se mantuvo cercano a los 1.000 millones de dólares. Sin embargo, ya pasando a la segunda mitad del año, la actividad se está ralentizando, los flujos de negociación en muchos sectores se están suavizando, especialmente en tecnología y la deuda se está volviendo más costosa.

La explicación más certera para este cambio es el aumento en la inflación. De acuerdo con el informe, los ciclos que hemos presenciado desde 1956 nos dan pistas para creer que los aumentos en los precios al consumidor por lo general desencadenan una recesión y esto a su vez hace que la tasa de inflación vuelva a bajar.

A partir de ese patrón, que puede presentar cambios, podemos pensar que el actual pico de inflación podría precipitar una recesión a partir de septiembre de este año, alcanzar un pico en octubre y luego volver a caer a la tendencia a largo plazo de aproximadamente 3% para septiembre de 2023.

Además, los expertos de Bain & Company consideran que para este momento de inflación y eventual recesión, es clave que las empresas apliquen varios ajustes a la debida diligencia.

Diego Santamaría, Socio de la firma en Colombia, dijo que “entre otras recomendaciones, se sugiere planificar con base en escenarios y no en certezas, eso quiere decir que, aunque no podemos predecir con exactitud cómo se desarrollará la recesión, no deberíamos estar ‘volando a ciegas’, los gestores de fondos ya deberían estar preparando acciones en respuesta a los escenarios más probables para sus industrias”.

Además, la buena noticia aquí es que los ciclos de inflación-recesión suelen ser relativamente cortos y, en consecuencia, las perspectivas a largo plazo para el capital privado siguen teniendo un futuro prometedor.


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