Un encuentro pactado que terminó en pesadilla
En la madrugada del martes 13 de mayo, un hombre fue víctima de una emboscada en Paipa, luego de haber pactado un encuentro con una menor de 14 años a través de internet. Lo que parecía una cita, terminó siendo el comienzo de un violento plan delictivo.
Tras reunirse con la menor, y a sugerencia de ella, la pareja se dirigió hacia una zona boscosa del Pantano de Vargas. Allí, fueron interceptados por otros dos menores de edad de 15 y 16 años, quienes eran cómplices de la joven. Con un objeto cortopunzante, los adolescentes hirieron al conductor, le hurtaron su vehículo y emprendieron la huida.
Huida y persecución policial terminaron en un accidente de tránsito
Una vez conocido el robo, las autoridades activaron un operativo de seguimiento para interceptar el vehículo hurtado, que se movilizaba en dirección a Tunja. Al llegar al sector del peaje de Tuta, los menores rompieron la talanquera, omitieron la señal de pare y continuaron su escape.
Finalmente, cuando el automóvil circulaba por el sector Green Hills al norte de la capital boyacense, colisionó contra un furgón y una tractomula detenidos en la doble calzada, en momentos en que la Policía Metropolitana realizaba sus pesquisas. Los tres ocupantes fueron aprehendidos en el lugar.
¿Qué hacia un adulto con una menor de 14 años?
Es una de las preguntas más inquietantes que dejó el caso. Aunque las autoridades no se han pronunciado sobre este ángulo, el escenario abre una conversación incómoda: ¿dónde están los límites del consentimiento cuando hay menores de por medio?
Y más aún, ¿qué responsabilidad se le asigna a un adulto que acepta una cita con una adolescente, en un entorno virtual, oscuro, sin supervisión y lejos de lo público?
El saldo: uno herido, tres detenidos, y una ciudad entre la alarma y la indignación
El conductor herido fue remitido al Hospital Regional de Duitama, donde recibió atención médica tras las lesiones sufridas. Los tres adolescentes capturados —una joven de 14 años y dos hombres de 15 y 16— fueron puestos a disposición de las autoridades de Infancia y Adolescencia, quienes ahora deberán tomar las medidas correspondientes dentro del sistema judicial para menores.
Sí, tres jovenes… Tres jovenes envueltos en un caso que pone los pelos de punta. Una mezcla de engaño, violencia, redes sociales y menores como protagonistas del delito.
El trasfondo: redes, riesgo y realidad
Este caso es una alerta encendida. No solo por el nivel de violencia, sino porque evidencia cómo los entornos digitales están sirviendo de trampolín para delitos orquestados por adolescentes. Y más allá de la Policía, de la justicia y de los titulares, hay un problema de fondo: la delincuencia no tiene edad, pero sí nuevas herramientas y las redes sociales están siendo el terreno fértil para los engaños, las trampas y las tragedias.