
El alcalde Rodrigo Hernández, señala la gravedad del problema en la economía.
El municipio tolimense conocido como el “mar de piscinas” por su atractivo turístico, enfrenta una crisis económica sin precedentes. Con una economía que depende en más de un 80% del turismo, los continuos retrasos y congestiones en la doble calzada Bogotá-Girardot, en la vía Panamericana, han sumido a la región en un escenario crítico. Los interminables taponamientos no solo afectan la movilidad, sino que han tenido un impacto devastador en el comercio, la hotelería y otros sectores productivos locales. La economía de Melgar, basada en gran parte en el flujo constante de turistas, se encuentra en una caída libre.
El alcalde de Melgar, Rodrigo Hernández, ha sido uno de los más vocales en señalar la gravedad de la situación. Durante el conversatorio Tolima, Retos y Oportunidades para Invertir, el mandatario local hizo un llamado urgente a los gremios y al Gobierno Nacional, destacando que, aunque el municipio no tiene injerencia directa sobre el proyecto vial, las consecuencias de los retrasos y el mal estado de la carretera son devastadoras para los melgarenses. Según Hernández, la ocupación hotelera en la región ha caído drásticamente, situándose por debajo del 20%, mientras que el comercio local se encuentra al borde de la quiebra.
El mandatario local también relató una experiencia personal que ilustra la magnitud del problema. Un funcionario del gobierno tardó siete horas en recorrer el trayecto entre el peaje de Chusacá y Melgar, un trayecto que normalmente se cubre en menos de dos horas. Este tipo de congestión no solo desincentiva a los turistas de llegar al municipio, sino que también los está redirigiendo hacia otros destinos cercanos, como Boyacá, que ofrecen mayor facilidad de acceso. Para Hernández, esta situación ha puesto en riesgo la competitividad turística de Melgar, que ahora ve cómo otros destinos le arrebatan su cuota de visitantes.




