Con su lupa filosófica y una buena dosis de pensamiento crítico y sarcasmo, el filósofo y ensayista colombiano nos toma de la mano para mostrarnos lo que llama “La era de la ansiedad”, que no solo es el título de su último libro, sino también su fotografía de los tiempos que corren.
Para él, vivimos en una sociedad ansiosa que pasa de la alegría suprema al pozo más oscuro. Una sociedad del conocimiento, en la que también crece la ignorancia.
Una sociedad virtualizada en la que perdemos el sentido de lo real. Una sociedad del cansancio, donde el afán de reconocimiento no tiene fin.
“Hoy, probablemente nos queda más fácil relacionarnos con nuestras mascotas y amarlas incondicionalmente, que amar a otras personas”, dice, quien fuera por dos décadas profesor universitario, pero que hoy rechaza esa etiqueta.
Ahora se define como un divulgador filosófico que sigue muy de cerca a las generaciones más jóvenes, que están lidiando con nuevas categorías: ¿ganadores o perdedores? ¿tóxicos o intensos? ¿amor real o amor virtual?
BBC Mundo habló con él en el contexto del HAY Festival de Arequipa, que se celebra en esa ciudad peruana entre el 9 y 12 de noviembre.
Cuando ataca la ansiedad sientes miedo, no pisas firme, te cuesta respirar. ¿Cómo la defines desde la filosofía?
Me interesa mirar la ansiedad como una condición existencial, como una forma de habitar el mundo. Si miras el cuadro amplio es increíble.
Hoy en día somos una narración.
Yo soy un hombre cisgénero, binario, blanco, heteronormativo, y otra persona dice, yo soy una mujer diaspórica que ha huido de la violencia…
Y lo impresionante es que esas narraciones son de alguna manera verdaderas, porque quiero que lo sean con respecto a mí, es la forma en que entendemos la autenticidad.
Ah, ¿tú quieres ser una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre? Perfecto, eso eres tú.
¡Ah! que biológicamente es posible o no es posible: eso lo vemos como una afrenta a la construcción de nuestra identidad.
¿Entonces qué tenemos hoy? Narraciones en un mundo sin utopías, en un mundo en donde no hay nadie diciéndonos, mire, la salida del desierto es por allí, es por acá…
¿Cuál es el rol de estas narraciones en el juego social?
Somos una construcción, sin embargo, queremos redención, ser reconocidos, que otros nos den un aplauso que no sea pregrabado, sino real.
Y lo buscamos botando un contenido hacia el mar enorme de la red y esperamos que nos lean.
Pero queda la incertidumbre, ¿será que me van a dar like?, ¿hice las cosas bien?, ¿por qué no soy más reconocido?, ¿soy un perdedor o soy un ganador? Ése es el mundo de la ansiedad, en el que espero respuesta y a menudo no llega, porque a veces queremos reconocimiento por nada en especial.




