En jaque la teoría del asteroide: Un nuevo estudio insinúa que el vulcanismo mató a los dinosaurios

El reinado de dinosaurios terminó abruptamente hace 66 millones de años. Nuevas simulaciones por computadora respaldan la hipótesis de que fueron los gases volcánicos los que dieron el golpe mortal.
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Durante décadas, los científicos han debatido vigorosamente si el impacto de un asteroide o erupciones volcánicas masivas acabaron con el reinado de los dinosaurios hace 66 millones de años. Aproximadamente tres cuartas partes de toda la vida en la Tierra, incluidos todos los dinosaurios que no son aves, se extinguieron en ese momento, poniendo fin dramático al Período Cretácico.

Ahora, los investigadores han ideado una nueva forma de identificar al verdadero asesino de dinosaurios: dejar que las computadoras lo descubran.

El resultado de ese esfuerzo computacional sugiere que las explosiones masivas de gas producidas por las erupciones de las Trampas del Deccan fueron las únicas capaces de causar el evento de extinción, informa el equipo en la revista Science.

Esas erupciones, que duraron aproximadamente un millón de años, arrojaron enormes cantidades de lava llena de gas en lo que hoy es el oeste de la India, el cual se expandió a través de la atmosfera terrestre.

En este caso, los científicos tienen una prueba irrefutable: los núcleos perforados en sedimentos de las profundidades del océano contienen datos geológicos que apuntan a explosiones mortales de gas en la atmósfera, en particular dióxido de carbono que calienta el planeta y dióxido de azufre que acidifica los océanos.

Pero esos gases podrían haber provenido del impacto del asteroide, que incineró rocas en la superficie del planeta o de las erupciones de las trampas del Deccan.

El verdadero culpable

Para desentrañar las contribuciones relativas de cada posible culpable, los geólogos computacionales, Alexander Cox y Brenhin Keller, utilizaron un modelo estadístico llamado enfoque de Monte Carlo de la cadena de Markov.

Ese enfoque considera sistemáticamente la probabilidad de diferentes escenarios de emisiones de gases de las diferentes fuentes, convergiendo hacia posibles soluciones a medida que los resultados de las simulaciones se acercan cada vez más a las observaciones geológicas.

Lo que hizo que el enfoque de los investigadores fuera particularmente poderoso es que aprovecharon 128 procesadores diferentes para ejecutar escenarios en paralelo.

Vastos flujos de lava endurecida, conocidos como las Trampas del Deccan, cubren gran parte de lo que hoy es el oeste de la India.

Las observaciones que utilizaron Cox y Keller fueron datos recopilados de tres núcleos perforados en sedimentos de aguas profundas, cada uno de los cuales abarca entre 67 y 65 millones de años. En esos sedimentos se encuentran foraminíferos, microorganismos que habitan en los océanos cuyas capas de carbonato contienen diferentes isótopos o formas de carbono y oxígeno.

Lo que más impresiona es que las simulaciones por computadora determinaron que la cantidad de gas arrojada a la atmósfera solo por el vulcanismo era suficiente para explicar los cambios en la temperatura y el ciclo del carbono determinados a partir de los datos de foraminíferos en los núcleos de perforación.

En cuanto al impacto del asteroide, que formó el enorme cráter Chicxulub en lo que ahora es la Península de Yucatán en México, probablemente no produjo un gran aumento en el dióxido de carbono o el dióxido de azufre, concluyó el análisis.

Pero muchos científicos no están convencidos de que estos hallazgos proporcionen la respuesta definitiva a esta pregunta compleja y de larga data. «Es una forma elegante de abordar este problema», afirma Sierra Petersen, geoquímica de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. Modelar de esta manera “da la libertad de encontrar la solución de consenso, teniendo en cuenta múltiples registros de proxy. Sin embargo, como cualquier modelo, la producción depende de la entrada”.

En cuanto al culpable de la extinción masiva, añade, “es un salto decir que este estudio muestra que el impacto no causó la extinción. Creo que lo que muestran es que el impacto probablemente no estuvo asociado con una gran liberación de gas”. Pero el asteroide, afirma, aún podría haber tenido otros impactos mortales en el medio ambiente del planeta.


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