La historia empezó como una simple propuesta comercial. Una ciudadana ecuatoriana, dedicada a la venta de productos de belleza, fue contactada por redes sociales por supuestos empresarios interesados en formar una alianza internacional para ampliar sus canales de distribución. El tono era amable, el trato respetuoso, y la promesa de un negocio rentable parecía real. Pero lo que venía detrás era una red criminal esperando su momento para actuar.
La víctima, confiada en las intenciones de los supuestos comerciantes, aceptó un encuentro presencial en la ciudad de Ipiales, fronteriza con Ecuador. Todo indicaba que sería una cita de negocios. Sin embargo, al llegar al lugar pactado, fue despojada violentamente de dos teléfonos celulares de alta gama y de 16.000 dólares en efectivo, suma que había traído como inversión para concretar el supuesto acuerdo.
Terror
Horas después, lo que ya era un robo tomó un giro aún más aterrador. La mujer comenzó a recibir mensajes por WhatsApp de un desconocido que aseguraba tener sus pertenencias y le exigía 20.000 dólares a cambio de devolverlas. La amenaza era clara, directa, y envolvía un chantaje emocional: “Sabemos quién eres, dónde estás, y si no pagas, no volverás a ver tus cosas”.
Lo que los extorsionistas no sabían es que su víctima no se dejaría intimidar. Recurrió de inmediato a las autoridades y denunció el caso ante el Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal (GAULA) de la Policía Nacional. Fue entonces cuando comenzó una operación relámpago.
Operativo
Bajo la dirección de inteligencia y con el respaldo investigativo del GAULA, se organizó una entrega controlada del dinero exigido. Los agentes se hicieron pasar por allegados de la víctima, acordaron el lugar y la hora con los delincuentes, y montaron un operativo de cerco y captura.
En cuestión de minutos, el plan dio resultado. En el momento exacto en que los extorsionistas recibían el dinero, fueron sorprendidos por los uniformados y capturados en flagrancia. Los tres hombres fueron identificados como alias ‘El Veneco’, ‘Caliche’ y ‘Negro Hurtado’, quienes, según fuentes policiales, ya estarían vinculados a otras actividades delictivas en la zona de frontera. El operativo no solo permitió la recuperación parcial de lo robado, sino que evitó que se consolidara una extorsión que podría haber escalado aún más.
