El sujeto solicitaba sumas equivalentes a 200.000 pesos semanales.
En el marco del Plan Ayacucho, un operativo conjunto entre diversos organismos estatales permitió la captura de un presunto extorsionista que operaba en la región. La detención se produjo en flagrancia, cuando el individuo estaba recibiendo una suma de dinero producto de una acción extorsiva. Este éxito resalta el esfuerzo continuo de las autoridades para combatir la delincuencia organizada en el país, a la vez que fortalece la cooperación interinstitucional en la lucha contra este tipo de crímenes.
El detenido, cuya identidad fue revelada como un presunto miembro del grupo delictivo conocido como el Tren de Aragua, empleaba técnicas de comunicación moderna para llevar a cabo sus actividades ilícitas. Según fuentes oficiales, utilizaba tanto mensajes de texto como llamadas telefónicas para establecer contacto con sus víctimas, principalmente comerciantes locales que se veían obligados a pagar una cuota semanal para evitar represalias.
El modus operandi del extorsionista era claro: solicitaba sumas equivalentes a 200.000 pesos semanales. Esta cifra representaba una carga económica considerable para los pequeños empresarios de la zona, quienes se veían coaccionados a cumplir con las demandas bajo la amenaza de sufrir daños a sus negocios o bienes. Este tipo de extorsión es común en diversas regiones del país, afectando a la estabilidad económica de muchos sectores comerciales.
Las autoridades detallaron que el sujeto empleaba una estrategia psicológica de presión sobre sus víctimas, argumentando que las acciones de intimidación eran necesarias para prevenir represalias por parte del grupo delictivo al que pertenecía. Este aspecto de la extorsión muestra el nivel de control que el crimen organizado ejerce sobre los comerciantes, generando un ambiente de miedo e inseguridad.
