En el tablero político

La comunidad cuestiona si sus movimientos responden a intereses ciudadanos o solo a cálculos de poder.
[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

El nombre de Edgar Muñoz, exalcalde de Pitalito, vuelve a sonar con fuerza en el escenario político huilense. No obstante, para amplios sectores de la comunidad sus recorridos por el departamento no generan confianza sino suspicacia. El hecho de haber cosechado más de 23 mil votos en su paso por la administración local lo mantiene vigente, pero no necesariamente alineado con las verdaderas preocupaciones ciudadanas.

Muchos habitantes del sur del Huila ven en sus visitas constantes a los municipios una demostración más de estrategia personal que de compromiso con los problemas urgentes de la región: el desempleo, la crisis hospitalaria, la inseguridad o la falta de inversión social. En los cafés políticos se comenta que Muñoz se mueve como ficha en un tablero donde lo que importa no es la comunidad, sino las alianzas que garantizan vigencia en el poder.

Críticas

La reciente adhesión de Cambio Radical a su proyecto es otro punto que levanta críticas. Mientras las bases conservadoras aún muestran incertidumbre, el respaldo de esta colectividad refleja una jugada que fortalece sus aspiraciones, pero que poco dice de las necesidades reales de los ciudadanos. Para muchos líderes sociales, este tipo de movimientos son una muestra de cómo la política en el Huila continúa siendo un escenario de cálculos y no de soluciones.

“Los nombres cambian, las alianzas se reacomodan, pero los problemas siguen siendo los mismos”, advierten desde barrios populares de Pitalito y Neiva, donde la gente asegura sentirse usada como simple caudal electoral. Esa sensación de ser vistos solo en tiempos de movidas políticas profundiza el desencanto con una clase dirigente que promete mucho, pero que a los ojos de la ciudadanía solo se fortalece a sí misma.

Edgar Muñoz, lejos de consolidarse como la esperanza de un sector social, aparece para muchos como otro jugador de poder, calculador y atento a asegurar espacios en un tablero que no siempre incluye a la comunidad. En el ajedrez político huilense, su nombre ya no se interpreta como promesa de transformación, sino como el reflejo de un sistema que prioriza las jugadas sobre la gente.


Compartir en

Te Puede Interesar