Ante las detonaciones, algunos pobladores abandonaron sus camas para percatarse de lo sucedido. Al salir de sus casas entendieron que se trataba del crimen de dos personas, quienes indicaron que no eran de la zona. En medio del frío de la noche de manera valerosa se acercaron a los cadáveres y comprobaron que los habían ultimado con disparos en el rostro.
“Debido a que sus caras estaban ensangrentadas no se lograban reconocer. Lo único que sabemos es que, en estos lugares, hay una advertencia donde se indica que nadie puede transitar; si alguien omite esa amenaza, sencillamente la matan”, explicó uno de los ciudadanos.
Los cuerpos fueron ingresados a las instalaciones del Instituto de Medicina Legal donde los expertos en Ciencias Forenses realizaron todas las diligencias y protocolos necesarios para poder establecer las identidades y las causas de su muerte.
