Embolatada la Casa de la Cultura de Granada

El excandidato a la Gobernación del Meta, Bairon Muñoz, advierte de presunta negligencia sobre los controles en la construcción del recinto.
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Hace cinco años, en el municipio de Granada, fue demolida la Casa de la Cultura, un espacio emblemátic|o que simbolizaba el arraigo y la identidad cultural de la comunidad. Sin embargo, desde entonces, la reconstrucción de este edificio se ha convertido en una historia de promesas incumplidas, inversiones millonarias y años de espera que han dejado a la comunidad con la esperanza frustrada y a los ciudadanos exigiendo respuestas.

Obra

A lo largo de estos años, la edificación ha enfrentado diversos obstáculos: problemas de diseño, faltantes de presupuesto y, según algunos, una evidente falta de gestión por parte de las autoridades involucradas. Para los habitantes de Granada, ver los restos de la Casa de la Cultura y el avance casi nulo en su construcción es más que una decepción; es un claro reflejo de cómo la burocracia puede truncar el desarrollo cultural de una región.

Con la lupa puesta

Bairon Muñoz, uno de los principales denunciantes de esta situación, ha alzado su voz en diversas ocasiones. Hace dos años y medio, radicó una solicitud formal a la Contraloría Departamental del Meta con la esperanza de que esta entidad interviniera y gestionara, junto con la Gobernación del Meta y el Instituto de Cultura, una solución para destrabar el proyecto. Sin embargo, según denuncia Muñoz, la respuesta ha sido nula. “Durante dos años y medio el Contralor y este edificio que le vale al Departamento del Meta y a todos ustedes miles de millones, no ha sido capaz de hacer absolutamente nada”, declara con frustración.

La contraloría y su rol

La Contraloría Departamental, como entidad responsable de velar por la transparencia en el manejo de los recursos públicos, ha sido señalada por Muñoz y otros ciudadanos por su aparente inacción. “Los expedientes nunca se conocen, nunca se concluye ninguna investigación”, sostiene Muñoz, quien asegura que las respuestas a sus peticiones han sido escasas, y que la comunicación con la comunidad afectada ha sido prácticamente inexistente.

Esta situación no es aislada. Según Muñoz, existen múltiples obras en el departamento del Meta que, al igual que la Casa de la Cultura de Granada, no han contado con un adecuado seguimiento fiscal y de recuperación de los recursos. El control fiscal, que debería garantizar la ejecución efectiva de las obras, parece haberse convertido en una tarea a medias, según los críticos de la gestión actual.


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