Fluminense quedó eliminado de la Copa Sudamericana tras empatar 1-1 frente a Lanús en el Maracaná, un resultado que dejó el global 2-1 a favor del equipo argentino. La frustración fue total para el club carioca, que dominó ampliamente en las estadísticas pero no logró reflejar esa superioridad en el marcador. Al final del compromiso, Renato Gaúcho presentó su renuncia como director técnico, asumiendo la responsabilidad de la eliminación.
El control del partido estuvo en manos de Fluminense, que tuvo el 72% de posesión frente al 28% de Lanús. Además, el conjunto brasileño completó 593 pases con una efectividad del 84%, cifras que duplicaron prácticamente lo hecho por los visitantes, quienes apenas sumaron 247 pases con un 64% de precisión. Sin embargo, ese dominio numérico se diluyó en los metros finales, donde faltó contundencia.
El volumen ofensivo también fue favorable para el “Flu”: 20 remates totales contra 10 de Lanús, y 7 de esos disparos fueron directos al arco. En contraste, el rival apenas consiguió 2 tiros al arco, pero uno de ellos terminó en el gol que sepultó las aspiraciones locales. La falta de efectividad volvió a ser un problema recurrente para los cariocas en esta competencia.
En cuanto a la disciplina, Fluminense acumuló 11 faltas y tres tarjetas amarillas, mientras que Lanús registró 13 infracciones y una sola amonestación. La intensidad del conjunto argentino cortó el ritmo ofensivo del local y terminó desesperando a los jugadores brasileños, que no encontraron cómo romper el bloque defensivo rival.
Las pelotas quietas también reflejaron la insistencia de Fluminense. El cuadro local dispuso de 5 tiros de esquina, contra apenas 1 de Lanús, pero no logró transformar esas oportunidades en goles. Cada intento aéreo fue bien resuelto por la defensa visitante, que resistió con orden cada aproximación.
Otro dato llamativo se dio en las posiciones adelantadas: Fluminense apenas cayó en fuera de lugar una vez, mientras que Lanús acumuló 5. Esa estadística confirmó la intención del “Granate” de buscar contragolpes largos, mientras el “Flu” mantenía la tenencia sin encontrar espacios.
La eliminación no solo dejó tristeza en la hinchada, sino también un cambio drástico en el banquillo. Renato Gaúcho decidió dar un paso al costado, reconociendo que su proyecto no logró el objetivo internacional que se había trazado el club. Ahora, Fluminense deberá recomponer el camino en el plano local, mientras asimila un golpe que duele aún más por el contraste entre los porcentajes de dominio y el resultado final.
