Aunque fue en 1646 la primera vez que apareció la palabra “eléctrico” o “electricidad” (en una publicación en la obra Pseudodoxia Epidemica, del escritor Thomas Browne), la humanidad sabía desde mucho antes de las pequeñas descargas eléctricas que transmitían algunos peces. Incluso en textos del Antiguo Egipto, que datan del 2750 a.C, los autores se referían a estos peces como “los tronadores del Nilo”. Escritores antiguos describieron la sensación al tocar estos peces como un efecto de adormecimiento, que era propiciado por las descargas eléctricas que emitían estos peces y rayas eléctricas. Estos hechos conforman el inicio de lo que conocemos como historia de la electricidad.
PRIMEROS ESTUDIOS SOBRE LA ELECTRICIDAD
Algunos científicos se dedicaron a realizar sencillas pruebas con cuerpos eléctricos y entre ellos estaba Stephen Gray, quien en 1729 descubrió la posibilidad de transferir la electricidad a través de varios cuerpos en contacto. Algunos años más tarde Desaguliers llamó “conductor” a todo cuerpo capaz de conducir fluido eléctrico.
Casi al mismo tiempo se percató Charles Du Fay de que todos los objetos podían electrizarse por frotamiento y distinguió dos tipos distintos de electricidad: la que él denominó vítrea por ser característica del cristal, piedras preciosas, etc., y la resinosa propia del ámbar, seda o papel.
BENJAMIN FRANKLIN
El interés llegó a América donde un hombre llamado Benjamín Franklin (1706-1790) se dedicó a realizar una serie de pruebas con la famosa botella de Leyden. Los trabajos del sabio americano aclararon en parte las ideas sobre el inexplicable fenómeno, pues consideró a la electricidad como un fluido presente en el interior de todo cuerpo en una proporción determinada. Sólo la existencia de un exceso o un defecto de dicho fluido podía originar propiedades características fácilmente observables.
La generación masiva de electricidad comenzó cuando, a finales del siglo XIX, se extendió la iluminación eléctrica de las calles y las casas. Gracias a sus grandes ventajas y sus crecientes aplicaciones, la electricidad fue uno de los motores fundamentales en la Segunda Revolución Industrial, y fue en este punto donde grandes inventores y científicos conocidos dieron impulso a su carrera convirtiendo la innovación tecnología en una actividad industrial activa.




