Que ayudo a salvar 400 mil personas en una de las guerras mas sangrientas tas la caída del comunismo
El Túnel de Sarajevo, también conocido como «el túnel de la esperanza», es uno de los símbolos más poderosos de la resistencia y supervivencia durante el asedio de Sarajevo en la Guerra de Bosnia, que tuvo lugar entre 1992 y 1995. Este túnel fue la única vía de escape y comunicación para los residentes de Sarajevo, aislados por las fuerzas serbias que sitiaran la ciudad durante más de tres años.
Construido en 1993 por los propios residentes, el túnel tenía una longitud de aproximadamente 800 metros y conectaba la ciudad sitiada con el aeropuerto de Sarajevo, que estaba bajo control de las fuerzas de la ONU. A pesar de las condiciones extremadamente difíciles y el peligro constante, este túnel permitió el paso de alimentos, medicinas, armas, y hasta personas que necesitaban urgentemente escapar de la ciudad o recibir atención médica. Edis Kolar, el testimonio del cual se comparte en el artículo, vivió de cerca la construcción del túnel, ya que fue construido bajo la casa de sus abuelos. Kolar, como muchos otros, señala que por este túnel «pasó casi todo lo que pudiera atravesarlo», no solo suministros vitales, sino también soldados, civiles, heridos e incluso cuerpos de los muertos, quienes eran transportados por la única ruta que conectaba a Sarajevo con el mundo exterior. El túnel fue, por tanto, una puerta de entrada a la ciudad sitiada, en un momento en el que el asedio había dejado a los residentes completamente aislados y sin acceso a recursos esenciales.
Hoy, el túnel se ha transformado en un museo, recordando la tenacidad y el sacrificio de aquellos que lo construyeron y utilizaron. El museo ofrece una visión cruda y realista de la historia de la ciudad durante la guerra, sirviendo no solo como un monumento a la resiliencia de los habitantes de Sarajevo, sino también como un recordatorio de las tragedias que acompañaron la guerra en los Balcanes. La Guerra de Bosnia, que fue un conflicto con raíces étnicas y políticas, costó más de 100.000 vidas y desplazó a 2,2 millones de personas. El asedio de Sarajevo, que duró casi cuatro años, es considerado uno de los asedios más largos y devastadores de la historia moderna. Durante ese tiempo, Sarajevo sufrió bombardeos constantes, falta de suministros y un aislamiento casi total del resto del mundo. El Túnel de Sarajevo fue, por tanto, una vía vital de supervivencia y esperanza en medio de uno de los momentos más oscuros de la historia reciente de Europa.
El recuerdo de este túnel no solo tiene un valor histórico, sino también emocional, ya que representa la resistencia del pueblo sarajevita ante la adversidad y su capacidad para encontrar soluciones creativas y valientes en condiciones extremas. El museo que conmemora el túnel es una pieza clave para preservar la memoria histórica de Sarajevo y de la guerra, y también para educar a las futuras generaciones sobre los horrores del conflicto y la importancia de la paz y la reconciliación.

