Yeiner Osorio, un joven de apenas 30 años, salió de su casa en Planadas, Tolima, el pasado martes con una sola intención: ganarse la vida en las fincas cafeteras del Huila. Sin embargo, nunca imaginó que su anhelo de progreso se transformaría en una pesadilla sin retorno.
Desde el momento en que dejó su hogar, sus familiares perdieron todo contacto con él. La angustia creció con las horas, hasta que la noticia más temida llegó: Yeiner fue encontrado sin vida en zona rural de Neiva.
Hallazgo
El cuerpo del joven fue hallado por habitantes del corregimiento de Aipecito, en la vía que conecta con San Luis. La escena fue desgarradora. El cadáver presentaba heridas de arma de fuego y yacía en medio del camino, abandonado y sin identificación clara.
El hecho ocurrió en la tarde del mismo martes en que Yeiner salió de su casa. Sin embargo, por casi 24 horas, su cuerpo permaneció a la intemperie debido a las complicaciones de orden público en la zona, generadas por la presencia de disidencias de las Farc. La tensión en el territorio impidió el rápido accionar de las autoridades.
La familia recuperó el cuerpo
Enterados del asesinato, los familiares de Yeiner se vieron forzados a desplazarse hasta la zona rural para recuperar su cuerpo y trasladarlo hasta el casco urbano de Neiva. En medio del dolor y la incertidumbre, asumieron una tarea que le correspondía al Estado, pero que por motivos de seguridad no pudo ejecutar de inmediato.
“El cuerpo sin vida llegó en horas de la noche del jueves al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, donde personal de la SIJIN realizó la inspección técnica al cadáver, evidenciando que el hombre presentaba una herida por arma de fuego”, indicó un vocero de la Policía Nacional.
¿Quién lo mató y por qué?
Por ahora, las causas del asesinato de Yeiner Osorio son un misterio. La Policía Metropolitana de Neiva, junto con unidades de la SIJIN y la SIPOL, ya adelantan labores investigativas y de inteligencia para esclarecer el crimen.
La recolección de pruebas y testimonios será clave para dar con los responsables de este hecho que enluta a una familia tolimense y deja en evidencia los riesgos de los territorios golpeados por la violencia.
La comunidad clama justicia, mientras el nombre de Yeiner se suma a la dolorosa lista de víctimas que no encontraron en el Huila una oportunidad, sino la muerte.




