El sistema educativo en crisis, Colombia está enfrentando un hecho sin precedentes. En el último año, 769 colegios privados han cerrado sus puertas, una cifra que equivale al 6,8% del total de estas instituciones en el país. Esta dramática reducción no solo afecta a colegios emblemáticos con décadas de historia y prestigio, sino que también revela fallos estructurales profundos que amenazan el futuro del sistema educativo en su totalidad.
La noticia del cierre de instituciones históricas como el Colegio La Presentación Sans Façon y La Quinta del Puente ha dejado al país en estado de shock. Estos colegios no solo fueron bastiones de excelencia académica, sino también símbolos de la calidad educativa en Colombia. El Colegio Sans Façon, por ejemplo, fue durante años un referente en las Pruebas Saber 11, mientras que La Quinta del Puente se erigió como un gigante académico en Floridablanca. La pérdida de tales instituciones no es solo una tragedia para sus alumnos y egresados, sino una señal alarmante del deterioro del sector educativo privado.
Las causas detrás de estos cierres son complejas y multifacéticas. La caída en el número de estudiantes, impulsada por una tasa de natalidad en declive y una migración hacia el sector público, ha dejado a muchos colegios privados en una situación insostenible. Pero esto no es todo. La alta carga fiscal, los costos exorbitantes de servicios públicos y las restricciones en las tarifas de matrícula han estrangulado financieramente a las instituciones educativas, creando un entorno donde muchos simplemente no pueden sobrevivir.
La crisis actual no es un fenómeno aislado. Según el Directorio Único de Establecimientos Educativos (DUE), desde su creación en 2002, el sector educativo privado ha visto una disminución del 39% en su infraestructura. Este colapso gradual pone en evidencia un problema estructural grave: la falta de apoyo y adaptación a las realidades económicas y demográficas cambiantes. En Bogotá, por ejemplo, la Secretaría de Educación ha registrado el cierre de 26 colegios en solo seis meses, un indicio de una crisis que se está extendiendo rápidamente. Este desmoronamiento del sector privado tiene implicaciones profundas. No se trata solo de la pérdida de infraestructura educativa; se trata de un impacto en la calidad educativa y en la capacidad de ofrecer alternativas diversas a las familias. La situación es especialmente grave.



