Myanmar vive actualmente un repunte de malaria que preocupa a la comunidad científica. El conflicto interno ha desplazado a miles de personas hacia zonas selváticas donde el mosquito transmitido por Anopheles es común.
El colapso parcial del sistema de salud impide un diagnóstico oportuno, lo que facilita la transmisión. Además, se han identificado casos de malaria resistente a tratamientos tradicionales, un fenómeno que podría extenderse a otros países si no se controla.
Organizaciones internacionales piden una intervención urgente, pues este repunte amenaza retroceder años de esfuerzos globales de erradicación.
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