Hubo un tiempo en el que el fútbol italiano era el más poderoso de Europa, con una liga en la que de mitad de tabla para arriba todas las escuadras incorporaban cada año estrellas rutilantes.
Equipos como el Milán de Arrigo Sacchi con su triada mágica de holandeses, el Inter que alistó a la columna vertebral de la selección alemana campeona del mundo de 1990, el Nápoles de Maradona, la Juve… Pero también clubes que emergieron en los 90 como el Parma, con políticas de fichajes tan agresivas como las que desplegaron décadas más tarde el PSG o el City, y que luego replicaría en la década siguiente el Lazio que fichó a Claudio López del Valencia por unos 35 millones de euros, ¡que todavía se quedarían cortos en comparación con los 48 millones que pagaron por Mendieta!
Para hacernos una idea del poderío pretérito del fútbol italiano, baste recordar que en la primera Champions que logró el Barça, la de 1992, se impuso en la final a un equipo, la Sampdoria, que pese a no ser de los más potentes del Calcio alistaba nada menos que a la delantera de la selección italiana compuesta por Vialli y Mancini.
La época dorada del Milán
A efectos de Champions, el equipo que capitalizó la preponderancia del fútbol italiano fue el AC Milán, que abrochó los títulos de las temporadas 1988-1989, 1989-1990 y 1993-1994, aunque ese éxito europeo no era paralelo en cuanto a scudettos, que además solían estar bastante repartidos, lo que da una buena idea de la competitividad del campeonato doméstico, y de la fortaleza general de los clubes italianos durante estos años.
El Milán, tras conquistar brillantemente la Champions de 1994 imponiéndose al Barça en la final por 4-0, pese a que los azulgranas eran favoritos, se toparían en la del año siguiente con el Ajax, que se impuso a los lombardos cuando el partido agonizaba con un gol de un Kluivert adolescente.
En la edición posterior, la Juve de Del Piero abrocharía su segundo cetro europeo, y también el último que ha logrado hasta la fecha pese a que fue el equipo italiano que mejor sobrevivió a la decadencia general del Calcio característica de la década del 2010.
Antes de esa época oscura que en la Champions al menos se ha extendido hasta prácticamente esta temporada, el Milán de Shevchenko consiguió el título en la 2002-2003, y dos temporadas más tarde lo tuvo de nuevo todo de cara para repetirlo, tras ir ganando al descanso por 3-0 frente al Liverpool de Benítez, pero de manera milagrosa los ingleses consiguieron igualar la contienda en la segunda parte, forzar la prórroga e imponerse en la contienda, en el que quizás sea uno de los partidos que más apuestas deportivas ha roto de la historia.
Pero el fútbol, como buen trasunto de la vida, suele dar oportunidades de revancha, en la 2006-2007 se repetiría la final, y los lombardos esta vez sí consiguieron el triunfo con un Kaká estelar, en la que hasta la fecha ha sido la última Champions para el equipo rossonero.
El insospechado triunfo del Inter de Milán en 2010 y la travesía en el desierto
El ocaso del AC Milán tras la marcha de Kaká marcó el punto de inflexión de un proceso de decadencia a nivel general del fútbol italiano, al menos en lo que a clubes se refiere. El único brote verde de esos años fue la Champions que logró el Inter de Mourinho de manera sorpresiva, apeando en las semifinales al todopoderoso Barça de Guardiola, y dando cuenta en la final nada menos que del Bayern con dos goles de Diego Milito.
Pero a pesar del mérito que tuvo esta victoria, ni mucho menos ese Inter estaba llamado a marcar una época, por alistar jugadores que estaban en el canto del cisne de los mejores años de su carrera como Wesley Sneijder o el propio Milito, y sobre todo porque Mourinho fue fichado por el Madrid para la temporada siguiente, por lo que el equipo perdió a su gran líder, que había conseguido conformar un equipo ganador a base de muchos descartes de otras superpotencias.
Los años siguientes fueron una auténtica travesía en el desierto para el fútbol italiano en su conjunto, con un scudetto devaluado, en el que la Juve encadenaba títulos sin que ninguna otra escuadra pudiese replicarle. Esa decadencia se manifestó en la Champions, donde los equipos italianos rara vez avanzaban en las eliminatorias, con la única excepción de la Vecchia Signora que alcanzaría las finales de 2015 y 2017, perdiéndolas eso sí, contra el Barça y el Madrid respectivamente.
El amanecer de una nueva era en el fútbol italiano
Sin embargo, esta tendencia comenzó a revertirse hace un par de temporadas, primero en el propio calcio, con la quiebra del monopolio de la Juve que por fin tras llevar concatenando triunfos consecutivos desde la temporada 2011-2012, en la 2020-2021 tuvo que ceder el entorchado al Inter, ya en la temporada siguiente daría la réplica el acérrimo rival de la ciudad, el AC Milán, y en la presente se ha impuesto el Nápoles, después de su último título hace nada menos que 33 años cuando el equipo era liderado por Maradona.
Aunque sin duda, donde mejor se ha manifestado esta pujanza colectiva ha sido en la presente edición de la Champions, donde tres escuadras coparon ocho de las plazas de cuartos de final, siendo precisamente uno de los choques un apasionante Nápoles-Milán que se saldó con el pase a semifinales de los rossoneros.
Como el Inter también se impuso en su cruce con el Benfica, esto dio lugar a una semifinal entre los dos equipos históricos milaneses de máxima rivalidad, que al menos asegura la presencia de un equipo italiano en la final.
Así está el historial del Derbi de Milán.
— VarskySports (@VarskySports) May 10, 2023
-Inter: 82
-Empates: 67
-Milan: 71
Diferencia: 11 partidos. pic.twitter.com/b5UEm47lGy
No sabemos si este renacimiento italiano se trata de un espejismo o de una realidad que se dejará sentir con fuerza en próximas ediciones de la competición, pero lo que sí que resulta indiscutible es que las escuadras transalpinas han sido las grandes protagonistas de esta edición de la Champions.




