En una montaña del oeste de Texas se está construyendo un reloj pensado para funcionar durante 10.000 años.
Es un proyecto real financiado por la Fundación Long Now —con participación de personas como Jeff Bezos— y su propósito es recordarle a la humanidad que piense en escalas de tiempo largos.
El mecanismo se moverá con cambios de temperatura diarios y no necesita mantenimiento humano frecuente.
La idea es que gente del futuro pueda entrar a la montaña, subir a una cámara especial y ver el reloj marcando el paso de los siglos como si fuera lo más normal del mundo.
Más que un aparato, es un experimento filosófico de ingeniería: ¿cómo construye algo que sobrevivirá a civilizaciones, modas, idiomas y posibles desastres?
Aún está en proceso, pero partes del mecanismo ya funcionan en pruebas públicas. Es una mezcla rara de arte, ingeniería y psicología del tiempo profundo.



