
Santa Cruz del Islote, en Colombia, es un ejemplo real de cómo la comunidad puede organizarse en un espacio mínimo.
Tiene aproximadamente una hectárea —el tamaño de una cancha de fútbol— y viven alrededor de 800 personas. Es considerado uno de los lugares más densamente poblados del planeta.
La vida allí funciona gracias a acuerdos comunitarios. No hay carros, no hay calles amplias, y todo está construido sobre plataformas que aprovechan cada centímetro.
Las familias se apoyan mutuamente: si alguien cocina algo grande, comparte; si alguien necesita arreglar un techo, otros se suman. Las escuelas, el muelle y los pequeños comercios funcionan como centros de encuentro.
El islote también se ha vuelto famoso por estudios de urbanismo que analizan cómo la gente puede organizarse de forma extremadamente compacta sin perder calidad de vida.
Lejos de ser un caos, Santa Cruz del Islote es un testimonio de convivencia en condiciones únicas.




