El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáev, anunció haber dado la orden de disparar a matar sin advertencia frente a los terroristas.
«He ordenado a los cuerpos de seguridad y al ejército que disparen a matar sin advertencia», afirmó el mandatario kazajo en una alocución al pueblo transmitida por el canal de televisión Khabar 24.
El presidente afirmó que Almaty estimó en unos 20.000 el número de los extremistas que protagonizaron violentos disturbios en la antigua capital del país, Almaty.
«Es de importancia crucial entender por qué los preparativos de ataques terroristas, por parte de células durmientes en la clandestinidad, han pasado desapercibidos por el Estado. Solo Almaty ha sufrido el ataque de 20.000 extremistas», afirmó Tokáev.
En los disturbios recientes, según Tokáev, también se ve la mano de «profesionales de la subversión ideológica, hábiles en el manejo de desinformación y noticias falsas y capaces de manipular los ánimos».
«Al parecer, había un puesto de mando preparándoles y guiándoles. El Comité de Seguridad Nacional y la Fiscalía General ya lo están investigando», dijo.
El mandatario kazajo anunció haber «creado un grupo interdepartamental que se encargará de encontrar y aprehender a criminales y terroristas».
«Prometo a la ciudadanía que todas estas personas serán sometidas a las más rigurosas sanciones penales», añadió.
Para Tokáev, los trágicos acontecimientos de estos últimos días «arrojan una luz nueva sobre problemas de la democracia y los derechos humanos».
«La democracia no equivale a la permisividad total y, menos aún, a la incitación a las acciones ilegales», apuntó el presidente.
Tokáev rechazó de plano cualquier tipo de negociación con las fuerzas que han lanzado estos días un desafío a su gobierno.
El presidente avanzó que presentará un plan de reformas para asegurar una mejoría de la situación socioeconómica.
La situación en Kazajistán se desestabilizó el 2 de enero, con el estallido de protestas por el alza de los precios del gas licuado de petróleo en el suroeste del país.
Una comisión gubernamental determinó dos días después bajar los precios del combustible. Sin embargo, las protestas no cesaron y se extendieron a otras zonas del país, en particular a Almaty, derivando en violentos disturbios que hasta el momento han dejado decenas de muertos y centenares de heridos.
Según los informes oficiales, 18 agentes de seguridad perdieron la vida y 748 sufrieron lesiones en los disturbios. Del otro lado, según el Ministerio del Interior kazajo, fueron abatidos 26 individuos armados y 18 más resultaron heridos.
Más de 3.700 personas han sido detenidas en los últimos días.
Este artículo fue publicado por Sputnik.
