El precio oculto de las modas alimentarias: del chocolate viral de Dubái al impacto global del pistacho

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Detrás del éxito de algunos productos virales como el chocolate con crema de pistacho, se esconde una creciente presión sobre los recursos naturales y los sistemas agrícolas. Una historia de lujo, likes… y consecuencias.

En redes sociales, su apariencia seduce: una capa de chocolate perfectamente brillante, rellena de una crema verde intensa con crujientes hilos dorados de Kadaif, también llamado “cabello de ángel”. Este dulce nacido en Dubái se ha convertido en el símbolo más reciente del lujo gastronómico global. Pero lo que comenzó como una delicia exclusiva, hoy revela también los efectos secundarios de las tendencias alimentarias masivas.

La responsable de esta creación es Sarah Hamouda, directora de la fábrica Fix Dessert Chocolatier, ubicada en Dubái. Con el respaldo de creadores de contenido, su chocolate con pistacho rápidamente se volvió viral, encendiendo una fiebre internacional por replicar el dulce o conseguirlo a cualquier costo.

En promedio, 100 gramos del chocolate cuestan 7 euros, lo que ha incentivado un fenómeno paralelo: miles de recetas caseras circulan por internet para imitar el famoso postre. Sin embargo, el furor ha ido más allá del mundo digital.

Pistacho: del superalimento a recurso en tensión

Desde que esta tendencia tomó fuerza a finales de 2023, la demanda mundial de pistachos se ha disparado. En 2024, la Unión Europea importó más de un tercio más de pistachos con cáscara que en el año anterior, y por primera vez el valor total de estas importaciones superó los 1.000 millones de euros.

La popularidad del pistacho no es nueva. Ya antes era valorado como un “superalimento” por su perfil nutricional. Pero ahora, su uso en productos gourmet y virales lo ha catapultado a nuevas esferas de consumo. Y como ocurre con muchos productos de moda, esto trae consecuencias.

El cultivo del pistacho es exigente: requiere grandes cantidades de agua y se adapta mejor a climas cálidos y secos. Esta característica ha llevado a suplantar otros cultivos tradicionales en varias regiones, especialmente en España, el mayor productor europeo, donde la superficie dedicada al pistacho se ha multiplicado por cinco desde 2017.

“Es un cultivo interesante desde el punto de vista del cambio climático”, explica Stig Tanzmann, asesor agrícola de la organización Brot für die Welt. Su resistencia a altas temperaturas podría representar una opción viable en zonas cada vez más afectadas por la sequía. Sin embargo, el experto advierte que la expansión acelerada y no planificada de monocultivos, incluso los más resistentes, puede acarrear riesgos ambientales y sociales.

El lado amargo del boom

Al igual que ocurrió en su momento con la quinoa o el aguacate, el caso del pistacho pone de relieve una dinámica preocupante: cuando un alimento se convierte en tendencia global, la cadena de producción muchas veces no está preparada para sostener la demanda sin comprometer el equilibrio ambiental o el acceso local.

El chocolate de Dubái, con toda su estética cuidada y sabor sofisticado, es solo un ejemplo más de cómo la viralidad puede transformar un simple ingrediente en un producto de lujo… y luego en una mercancía con costos ocultos.


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