
Soacha, Cundinamarca. — En 1999, una humilde vivienda de este municipio a las afueras de Bogotá se convirtió en epicentro de uno de los fenómenos paranormales más recordados de Colombia. Una familia denunció que en su casa los objetos se movían solos, se escuchaban golpes violentos en las paredes y, de manera inexplicable, piedras aparecían y caían dentro de las habitaciones sin que hubiera nadie lanzándolas.
Una familia aterrada
La situación comenzó con ruidos extraños, pero pronto escaló a sucesos que la familia no pudo explicar. Los vecinos acudieron en auxilio al escuchar los gritos, y fueron testigos de cómo platos, vasos y muebles se desplazaban sin que nadie los tocara. “Era como si alguien invisible quisiera sacarnos de la casa”, contó en su momento uno de los afectados a un noticiero local.
La intervención de las autoridades
El caso llamó la atención de los medios nacionales. Cámaras de televisión registraron testimonios de vecinos que aseguraban ver cómo las piedras surgían de la nada y caían en medio de la sala. La Policía de Soacha acudió en repetidas ocasiones y constató los destrozos, aunque nunca pudo dar una explicación oficial.
Incluso la Iglesia Católica envió representantes para evaluar la situación. Según versiones recogidas por la prensa, se practicaron oraciones y bendiciones en el lugar, pero los fenómenos persistieron por semanas.
El vecindario como testigo
Lo más inquietante es que no solo la familia vivió el fenómeno. Varias decenas de vecinos fueron testigos de lo ocurrido. Muchos aseguraron que los ruidos y los golpes se intensificaban al caer la noche, como si la casa fuera escenario de una fuerza que nadie podía controlar.
Misterio sin resolver
Con el tiempo, los hechos se fueron diluyendo y la familia terminó por abandonar la vivienda. Sin embargo, el recuerdo del “poltergeist de Soacha” quedó en la memoria colectiva como uno de los episodios paranormales más extraños y documentados del país.
Para algunos, fue un montaje alimentado por la atención mediática. Para otros, fue la prueba de que existen fenómenos que la ciencia aún no logra explicar. Veinticinco años después, la casa de Soacha sigue siendo recordada como el lugar donde, por un tiempo, las leyes de la física parecieron romperse cada noche.




