El pasado sábado, en el estadio La Independencia de Tunja, Boyacá Chicó y Deportivo Pasto firmaron un empate 2-2 que dejó más que goles: dejó una historia marcada por emociones, reencuentros y una “ley del ex” que se hizo sentir con fuerza. El delantero Jairo Molina fue protagonista, marcando uno de los tantos del equipo local ante su antiguo club en un duelo que tuvo todos los ingredientes de un clásico personal.
El equipo boyacense mostró un estilo ofensivo y dinámico, con transiciones rápidas y una presión constante sobre el medio campo rival, que permitió recuperar balones clave en la segunda mitad. Esa propuesta terminó desbordando al Pasto, que había tomado ventaja con dos anotaciones en la primera parte, pero que no logró sostener la intensidad del juego.
Jairo Molina apareció en el momento justo. El atacante aprovechó una jugada bien elaborada por la banda derecha y, con un certero remate de cabeza, vulneró la defensa del equipo nariñense, aplicando sin piedad la llamada “ley del ex”. Su tanto marcó un punto de inflexión en el compromiso, ya que encendió la reacción del conjunto local y devolvió la confianza a sus compañeros.
Con el empate consumado tras una brillante anotación de Michael Gómez, Boyacá Chicó cerró el partido con el sabor de haber salvado un punto importante en casa. Aunque el marcador quedó igualado, el desarrollo del juego y la intensidad mostrada por los dirigidos de Flabio Torres dejaron sensaciones positivas de cara a lo que viene en el campeonato.