Las noches de bala, sangre y muerte no cesan en el Valle de Laboyos. Como Albert Marino Silva Rozo, de 34 años, fue identificado el joven asesinado la noche del pasado jueves 17 de julio en medio de un ataque sicarial en el barrio Villa del Prado de Pitalito. La víctima murió tras recibir múltiples impactos de arma de fuego. Uno de los presuntos agresores, según las autoridades es alias el ‘Narizón’ o ‘Ecuatoriano’, proveniente del barrio El Porvenir, permanece sin ser capturado.
Silva Rozo tenía seis anotaciones en el SPOA por delitos como estafa, lesiones personales, porte ilegal de armas, daño en bien ajeno, hurto calificado y tráfico de estupefacientes. Este historial delictivo, según las autoridades, no justifica el homicidio ni descarta retaliaciones violentas, lo que evidencia un incremento preocupante en la ejecución de ajustes de cuentas bajo el manto del sicariato.
Pitalito cerró 2024 con 60 homicidios intencionales, la cifra más elevada en 17 años. En contraste, durante los primeros meses de 2025 los homicidios disminuyeron un 47 %, una clara señal de que las políticas municipales están dando resultados. Sin embargo, asesinatos como el de Silva Rozo evidencian que persiste la violencia selectiva y que las medidas aún no logran erradicar las estructuras delictivas.
Este nuevo homicidio plantea un llamado urgente a la Administración Municipal: las políticas de seguridad, aunque efectivas en la reducción general, deben fortalecer acciones específicas contra el sicariato y crimen organizado. La administración de Yider Luna Joven debe profundizar en los controles, aumentar inteligencia territorial y mejorar la articulación entre Policía, Fiscalía y las comunidades para evitar que los homicidios violentos sigan cobrando vidas.




