Hoy se cumplen ocho años del asesinato del periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas, una de las voces más valientes y críticas del periodismo mexicano. Valdez, fundador del semanario Ríodoce y autor de libros como Miss Narco, Huérfanos del narco y Narcoperiodismo, dejó un legado imborrable al exponer las crudas realidades del narcotráfico y su impacto en la sociedad.
Javier Valdez no solo narró la violencia inherente al narcotráfico; también mostró cómo esta actividad criminal ha contaminado todos los aspectos de la vida cotidiana en México, desde las redacciones de los medios de comunicación hasta las relaciones personales. En palabras del propio Valdez: «El narco no solo es violencia, policías y militares contra delincuentes. El narco es una forma de vida».
Sus escritos y columnas, especialmente la célebre «Malayerba», se convirtieron en un referente del periodismo crítico, denunciando cómo el narcotráfico se había infiltrado en la política, la economía y el mismo ejercicio del periodismo. Valdez advertía que hacer buen periodismo en un contexto de violencia implicaba un alto costo personal: «Mientras mejor haces periodismo y más te apasionas, te quedas más solo», declaró en una entrevista en 2017.
A pesar de que algunos de los autores materiales de su asesinato están en prisión, el presunto autor intelectual, Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, continúa viviendo en Estados Unidos bajo un esquema de testigo protegido. Esta situación ha dejado una sensación de impunidad y ha reforzado la percepción de que la justicia para los periodistas asesinados en México sigue siendo una deuda pendiente.
Hoy, periodistas, activistas y ciudadanos recuerdan a Javier Valdez como una figura que se negó a guardar silencio frente al poder del narco, y su legado sigue vivo como una fuente de inspiración para quienes luchan por la verdad en medio de la violencia.
