La posibilidad de que el presidente Gustavo Petro vuelva a subir a tarima con líderes de peligrosas bandas criminales ha generado un fuerte revuelo en Barranquilla. Según reveló la revista Semana, el mandatario estaría considerando abrir negociaciones de paz con dos cabecillas de organizaciones delictivas: Jorge Eliécer Díaz, alias Castor, líder de Los Costeños, y Digno José Palomino, alias Digno Palomino, cabecilla de Los Pepes.
Ambos se encuentran bajo custodia de las autoridades, y según versiones extraoficiales, el Gobierno ya estaría avanzando en la logística para concretar un eventual diálogo, en el marco de su política de “paz total”. Se habla incluso de la posibilidad de otorgar beneficios penales a los dos capos como parte del proceso.
Líderes enfrentados, ahora en la mira del Ejecutivo
Lo que llama la atención es que alias Castor y Digno Palomino lideran bandas enemigas, protagonistas de una guerra que ha desangrado a Barranquilla. Las autoridades acusaron a Digno Palomino, deportado desde Venezuela en 2023, de crear escuelas de descuartizamiento en barrios vulnerables de Barranquilla y de participar en el ataque contra el diario El Heraldo en marzo pasado.. Actualmente permanece recluido en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, en Boyacá.
Por su parte, las autoridades deportaron recientemente a alias Castor y lo acusan de estar involucrado en más de 100 homicidios. La intención del Gobierno de incluirlo en un proceso de negociación junto a Digno Palomino ya desató preocupación entre expertos en seguridad y diversos sectores de la opinión pública.
Un antecedente cuestionado en Medellín
Esta estrategia del presidente Petro no es nueva. El pasado 22 de junio, en Medellín, el mandatario compartió tarima con dos cabecillas de bandas delincuenciales: José Muñoz Martínez, alias Douglas, de La Terraza, y Carlos Mesa Vallejo, alias Tom, de Los Chatas. Ambos purgan condenas de entre 16 y 32 años de prisión.
Diversos sectores criticaron con fuerza el evento, presentado como un acto por la paz urbana. Incluso el ministro de Defensa, Iván Velásquez, reconoció que desconocía la presencia de los delincuentes en la actividad.
Petro defendió su decisión afirmando que los presentes no eran delincuentes sino personas en proceso de rehabilitación. Según el mandatario, “la justicia no debe ser vista como venganza, sino como una herramienta para la transformación social”.
El silencio oficial mantiene la incertidumbre
Hasta el momento, el Gobierno Nacional no ha confirmado ni desmentido los acercamientos con alias Castor y Digno Palomino, lo que ha incrementado el malestar en Barranquilla. La ciudadanía se pregunta si realmente se pueden negociar acuerdos de paz con personas que, según las autoridades, han causado tanto daño.
Lo cierto es que, de concretarse este acercamiento, se repetiría un modelo de diálogo sumamente polémico, en el que el Estado le da visibilidad pública a criminales aún activos, con la esperanza de frenar la violencia urbana. ¿Será esta una estrategia efectiva o una señal de debilidad institucional? La respuesta aún está en el aire.




