La derrota de la Selección Colombia ante Bolivia, ocurrida el pasado 10 de octubre de 2024 en El Alto, estaría bajo la lupa por presuntos casos de dopaje. Esta caída, que significó el fin del invicto de nueve fechas del combinado dirigido por Néstor Lorenzo en las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026, dejó una herida deportiva, pero ahora podría revelar una dimensión mucho más grave.
Luego del partido, y como es rutina en este tipo de torneos, se realizó un control antidopaje. Los rumores comenzaron a circular desde ese momento en los pasillos del estadio, generando preocupación y especulación entre los miembros del equipo colombiano. Días después, el mediocampista boliviano Borís Céspedes confesó públicamente haber dado positivo en una prueba realizada tras el partido ante Uruguay, y fue entonces cuando las alertas se dispararon en Colombia.
una confesión en suiza y dos casos más en la mira
Aunque el positivo de Céspedes no corresponde al encuentro contra Colombia, fuentes cercanas a la Selección informaron que al menos dos jugadores bolivianos habrían fallado las pruebas antidopaje del 10 de octubre. Las muestras ya habrían sido analizadas, y se estarían esperando los resultados de las contrapruebas oficiales, las cuales podrían tardar entre cinco y seis meses.
Este lapso de espera mantiene en vilo la legitimidad del encuentro y genera profundas dudas sobre la transparencia del resultado. Aunque la normativa antidopaje de la FIFA estipula sanciones individuales, para que se anule el resultado de un partido o se otorguen los puntos al rival, deben estar involucrados al menos tres jugadores de un mismo equipo.
la federación colombiana exige transparencia y debido proceso
Desde la Federación Colombiana de Fútbol han expresado prudencia, pero también firmeza. El cuerpo técnico de Néstor Lorenzo había denunciado previamente irregularidades logísticas y posibles actos de espionaje, lo que ahora se ve agravado por la sospecha de dopaje. La institución ha declarado que respetará los procedimientos oficiales, pero exigirá respuestas claras ante un caso que podría tener profundas implicaciones para el proceso clasificatorio.
Para la afición y el equipo colombiano, la derrota fue un golpe emocional, pero el hecho de que el resultado esté bajo sospecha lo vuelve aún más doloroso. La duda sobre la legitimidad del encuentro reaviva el debate sobre la equidad en el fútbol sudamericano.
¿consecuencias individuales o escándalo internacional?
Por ahora, lo más probable es que la FIFA imponga sanciones a los jugadores implicados sin modificar el marcador del encuentro. Sin embargo, si se llegara a confirmar la participación de más futbolistas, el caso podría escalar y convertirse en uno de los mayores escándalos en la historia reciente de las Eliminatorias.
Colombia exige justicia y claridad. El fútbol, como espectáculo y competencia, necesita transparencia absoluta. Cualquier mancha de dopaje no solo distorsiona los resultados, sino que pone en entredicho los valores fundamentales del deporte.



